LA RED DE ALCANTARILLADO

Cloacas de la Zaragoza del siglo XXI

Bajo el suelo de la capital aragonesa discurren más de 1.000 kilómetros de alcantarillas que garantizan la salubridad de la ciudad. Un equipo de más de 60 personas se encarga del mantenimiento de esta red de saneamiento.

Trabajos de saneamiento en la red de Valdespartera
Las cloacas de la Zaragoza del siglo XXI

Siempre se ha pensado que en las cloacas, bajo suelo zaragozano, domina un olor nauseabundo que se impregna en las fosas nasales e impide respirar a quien se arriesga a asomarse por esos lares. De hecho, lo peor de cada casa fluye por estas arterias suburbanas: más de 1.000 kilómetros (y creciendo) de alcantarillas que se extienden bajo la ciudad y recogen las aguas pluviales y fecales para garantizar unas condiciones de salubridad imprescindibles en la sociedad. Sin embargo, no todo es tan 'oscuro' como se piensa. La limpieza periódica del alcantarillado -y la modernización de la red de saneamiento- pone freno a los malos olores. Claro, que siempre hay unas zonas más 'aromáticas' que otras...

Un equipo de cincuenta operarios trabaja en la calle por 'sacar lustre' a estas arterias y asegurar el buen estado de las mismas para evitar que los malos olores afloren a la superficie. Desde hace más de 30 años, FCC (antes Focsa) es la encargada de la gestión de la red de saneamiento de la ciudad.

En total, hay una flota de doce camiones para la limpieza del alcantarillado y dos para los sumideros (los que recogen las aguas pluviales). Estos últimos se limpian tres veces al año, y las alcantarillas, en función del diámetro de las tuberías. Así, las mayores de 60 centímetros (constituyen unos 750 kilómetros), una vez al año, y las de menor tamaño, dos. "Esto es como el cuerpo humano, hay venas y arterias principales. Nuestra labor es vigilar que no haya atascos y obstrucciones para evitar que emanen malos olores o que los sumideros no den abasto", explica Javier Durán, encargado general de FCC de alcantarillado.

Para conseguirlo, los operarios limpian uno a uno los tramos de tuberías de hormigón que discurren entre los pozos de registro (cubiertos por las tapas de alcantarilla redondas), a una distancia máxima de 50 metros. Y lo mismo con los sumideros (las tapas con rejilla). "Los trabajadores introducen en el pozo una manguera que expulsa agua a presión a contracorriente para arrastrar gravas y residuos, y con otra de mayor tamaño la vuelven a aspirar junto a la suciedad, que va a la cuba del camión, se deja secar, y de allí, va al vertedero", concreta Durán. En el interior del vehículo, hay instalados una serie de filtros para separar la porquería del agua y poder reutilizarla durante la jornada.

Un alcantarillado centenario

Zaragoza debe su actual sistema de alcantarillado al doctor Cerrada, que en su etapa de alcalde (1905-1906) ordenó construir un moderno sistema de saneamiento. A partir de entonces, fueron desapareciendo las fosas sépticas, "aunque todavía queda alguna por la zona centro", apunta Durán. Además, también se han incorporado otros avances, y desde hace unos años, casi siempre que se construyen nuevas galerías se hacen como red separativa en lugar de unitaria, es decir, las aguas pluviales van por unas tuberías distintas a las fecales. Así, la zona Centro, Las Delicias y Las Fuentes son las más problemáticas para la limpieza, al ser las más antiguas, tener calles muy estrechas y estar muy pobladas.

José Antonio Navarro, de 49 años, trabaja desde hace 25 como operario de FCC de alcantarillado. "Este oficio se ha perfeccionado mucho, ahora casi no tenemos que bajar a las alcantarillas para limpiarlas. Solo en casos esporádicos en los que la manguera no consigue absorber la basura, tenemos que descender al pozo de registro y cogerla nosotros. Depende en qué zona, tenemos que bajar con un equipo de oxígeno", cuenta Navarro. Mochos de fregona son los objetos más encontrados, aunque hace unos días, hallaron un anillo de compromiso en un registro cercano al parque del Agua.

Videocámaras por las cloacas

Pero, ¿cómo detectan si las tuberías tienen algún daño? Actualmente recurren a un equipo de videocámara para inspeccionar toda la red de alcantarillado. Desde hace algo más de diez años, FCC dispone de dos cámaras, instaladas en sendos robots, que permiten detectar filtraciones, roturas o separaciones en las juntas y alertar del desperfecto. "Antes teníamos que pedir de propio el equipo a Madrid y Barcelona", explica Durán. Precisamente, con uno de estos aparatos revisaron el estado de los más de 70 kilómetros de tuberías de Valdespartera, el último tramo construido en la ciudad.