PATRIMONIO

El reto: devolver el esplendor a la casa de Los Luna

La Fundación Campo de Daroca ha adquirido este palacio de la calle Mayor con el objetivo de recuperar una de las obras civiles más importantes del mudéjar aragonés. El edificio presenta una mezcla de estilos.

Las yeserías de las ventanas destacan en la decoración.
El reto: devolver el esplendor a la casa de Los Luna
J. MACIPE

Pasar veinte años deshabitada le ha pasado factura. Sin embargo, las señales del esplendor que tuvo la casa palacio de Los Luna de Daroca, catalogada como Bien de Interés Cultural, son evidentes. El amplio patio central, las arconadas, las yeserías de las ventanas, las techumbres de madera y los escudos heráldicos son evidencias de lo que fue el palacio. Y también las marcas que indican lo que ahora queda por hacer. El reto: devolver el esplendor a un edificio considerado una de las obras civiles más importantes del mudéjar aragonés.


La Fundación Campo de Daroca ha adquirido este edificio con el objetivo inmediato de frenar su deterioro y rehabilitarlo. En el horizonte, la posibilidad de destinarlo a usos culturales y hacerlo visitable. Pero antes queda mucho trabajo por delante.

El arquitecto que se enfrenta al reto es Javier Ibargüen, especialista en temas de patrimonio y que ha hecho posible la rehabilitación de emblemas como el monasterio de Rueda, la colegial de Daroca o el museo de Jaca. Tiene claro que el primer paso es la limpieza y demolición de todos los elementos añadidos, así como realizar catas murales, arquitectónicas y pictóricas para averiguar más detalles.


"No hay mucha documentación sobre esta casa palacio, pero el propio edificio nos da muchos detalles", añade Ibargën. Una de las fachadas del patio interior deja ver dos de los tres arcos originales que tenía el edificio, pese a la construcción añadida de una entreplanta que fue utilizada como vivienda.


La mezcla de estilos se hace evidente en el patio central, donde se mantiene una columna renacentista. Las yeserías, más propias del mudéjar, son uno de los elementos más destacados de este espacio, al que se le añadió la escalera lateral de acceso a la planta intermedia. En el centro del patio hay un fuste o capitel de aire gótico, cuya procedencia no está clara. También se desconoce el origen de la columna adosada a la base del arco.


En la planta baja se ubicaron las cuadras y las bodegas, en las que destacan las bóvedas. En la planta noble del edificio destaca la techumbre de madera, en la que están pintados motivos heráldicos. Destaca el escudo papal de Los Luna, ya que la casa se construyó bajo el patronazgo e iniciativa de Pedro Martínez de Luna (Benedicto XIII). Parece que la fecha de su construcción se sitúa entre 1396 y 1410.


Los motivos heráldicos se repiten también en el voladizo de la fachada principal. Destacan los relacionados con la monarquía aragonesa, reinos de Aragón y Sicilia, así como los de linajes aragoneses emparentados con la casa de los Martínez de Luna.

El objetivo en la planta noble es dejarla en una sola estancia. En una de las partes que dan a la calle, la humedad derivada de las goteras ha comenzado a dañar la madera de la techumbre en la que hay gran riqueza decorativa. Por eso, otra de las prioridades está en arreglar las cubiertas. En la parte alta se mantiene la carpintería original, que presenta referencias eróticas en los tiradores de las ventanas.


La casa palacio corresponde a dos fincas en la actualidad. La división está clara en la fachada. Los locales comerciales del nivel inferior ocultan aún más el arco de la antigua portada central.

La compra del edificio

La casa palacio, que tiene una ubicación privilegiada en la calle Mayor de Daroca, fue comprada por 242.000 euros. Todos los patronos de la fundación (Ayuntamiento, comarca, Instituto Aragonés de Fomento y DGA) acordaron de forma unánime la compra (las escrituras se firmaron el 11 de enero), así como la solicitud de una subvención al Gobierno de Aragón para la creación de una escuela taller que pudiera encargarse de los trabajos. Una vez listo, la Fundación baraja que pueda destinarse a usos culturales.


"Es un atractivo más de los que tiene Daroca y esperamos que se convierta en otro elemento más de la ruta monumental de la localidad", explican David Sebastián y Miguel García, de la Fundación Campo de Daroca.