TRANSPORTES

Atrapados en el AVE

El tren entra en la estación, abre sus puertas, los pasajeros se bajan y se vuelve a marchar. Esta secuencia, la lógica y habitual en el día a día de las comunicaciones ferroviarias, se vio alterada el sábado en el AVE procedente de Madrid y que paró en Zaragoza a las 20.35 camino de Huesca. Treinta y cinco pasajeros de los vagones 11 y 12 no pudieron bajarse por un problema técnico en las puertas, que no abrieron, y se apearon en la localidad oscense de Tardienta, a 60 kilómetros.


Renfe puso a disposición de los afectados un autobús que les llevó de vuelta a Zaragoza, aunque ante la tardanza de este vehículo, algunos de ellos optaron por coger un taxi para llegar antes a su destino. Los que se subieron al autobús facilitado por la compañía ferroviaria llegaron finalmente a la estación de Delicias pasadas las 23.15, casi tres horas después de lo previsto y con un enfado considerable, motivado en parte por el trato que recibieron del personal. Fuentes de Renfe admitieron el error y recordaron que los afectados tienen derecho a una indemnización.


Cuando el AVE entró en la estación de Delicias, varias decenas de personas esperaban en los pasillos a que las puertas se abrieran. Según relata Paz Dufol, una de las afectadas, los pasajeros le dieron al botón de apertura de puertas "en varias ocasiones". "No había manera de que se abrieran, y además no había azafatas fuera para ayudar", cuenta Dufol. A pesar de sus intentos, y de que algunos clientes golpearon las ventanas para alertar de la situación -el resto de vagones ya estaban terminando de bajar-, el AVE reemprendió su marcha, camino a Huesca.


Ante esta circunstancia, los avisos de las personas que se habían quedado sin poder bajar aumentaron, pero ya nada se pudo hacer. Siempre según el relato de Dufol, buscaron un revisor, que les dijo que las puertas no se habían abierto porque no habían presionado el botón. "Nos dijo que era nuestra culpa, nos hizo sentir culpables porque las puertas no se habían abierto. Nos sentimos maltratados", explica. De hecho, la versión oficial que fuentes de Renfe dieron ayer a este periódico reconoce que fue un fallo técnico en el mecanismo de apertura de las puertas el que falló.


El personal del tren les informó de que bajarían en Tardienta, y que allí les recogería un autobús procedente de la capital oscense. "Les dijimos que sería más fácil ir hasta Huesca y coger el autobús allí, pero no nos hicieron caso", revela esta pasajera. Según cuenta, bajaron en Tardienta pasadas las 21.00, y el autobús no llegó hasta las 22.30, aunque para entonces cuatro de los pasajeros ya habían tomado un taxi para llegar lo antes posible a Zaragoza.


Cuando el grueso de los afectados -entre los que había personas mayores y dos niños pequeños- llegó a la estación intermodal de Delicias cerca de las 23.30, un empleado de Renfe les esperaba para darles explicaciones. Durante el viaje ya habían hecho una reclamación con los documentos de identidad de todos ellos. Sin embargo, el empleado no la recogió, ya que les informó que debían entregarlo en la oficina de atención al cliente.


Lo harán hoy y, previsiblemente, tendrán derecho a una indemnización que, según señalaron ayer fuentes de Renfe, será por la cantidad que costaron los billetes, como sucede siempre que los trenes llegan con 30 minutos de retraso sobre el horario previsto.