FESTIVIDADES POPULARES

"Esto quedaría más animado con algún elefante y unos cuantos cocodrilos"

Cientos de mascotas se concentraron ayer en la iglesia de San Pablo para recibir la bendición de su patrón, San Antón.

El párroco de San Pablo, Jesús Domínguez, durante la multitudinaria bendición.
"Esto quedaría más animado con algún elefante y unos cuantos cocodrilos"
carmelo tartón

Unas cuantas de las escenas vividas ayer en los aledaños de la iglesia de San Pablo hubieran hecho las delicias de Luis García Berlanga: charanga, pasodobles, un santo en procesión y, por supuesto, decenas y decenas de mascotas alborotadas, siguiendo con la mirada el hisopo del párroco que les procuraba la bendición.

 

"Venimos todos los años a celebrar San Antón, pero este parece que llegamos tarde y, como ya se habían acabado las bendiciones, hemos tenido que coger el agua directamente de la pila", comentaba Conchita Cinca mientras acariciaba a su perro Sol. Y no fue la única porque una confusión en los horarios -la cita fue a las 11.30- hizo que muchos fieles llegaran con sus mascotas una vez había concluido la ceremonia.

 

Sea como fuere, lo cierto se que, un año más, la plaza de San Pablo se quedó pequeña ante la expectación de vecinos y curiosos que observaban impertérritos una vorágine de golpes y empujones, entre ladridos y cacareos.

 

Las campanas de San Pablo tañían sin descanso e impedían escuchar la megafonía por la que el párroco, Jesús Domínguez, recordaba la historia del santo que curó de la ceguera a unos jabatos. Domínguez, que acostumbra a contar con la colaboración de la hermandad de San Antonio Abad, formada por labradores, exhortó a un desarrollo justo, solidario y respetuoso con el medio ambiente, en la misma línea de las palabras que pronunció ayer el papa Benedicto XVI.

 

Después, tocaba agitar el hisopo hasta que prácticamente se agotó el agua y, tras la liturgia, en la plaza no pocos vecinos se animaron a bailotear al ritmo de una charanga. Lo más exótico que se vio por allí -y nos centramos en exclusiva a los animales- fue una iguana con la cinta de la medida de la Virgen al cuello. Lo más colorido, un hermoso loro, eso sí, revoloteando dentro de una jaula. También desfilaron -a paso lento- alguna que otra tortuga, un par de hurones y, por descontado, canes y felinos de toda clase y -nunca mejor dicho- pelaje. Igualmente recibieron la bendición los dos caballos de la Policía Nacional que abrían la comitiva, aunque a algunos vecinos el porte y las hechuras de los equinos les supieron a poco. "Esto quedaría más animado con un elefante y unos cuantos cocodrilos", bromeaban unos 'veteranos' del barrio, al tiempo que una mujer, que llevaba un caniche con un tocado que ni Sisí Emperatriz, les daba la réplica: "Hoy sí que tendrían que haber venido los 'Callejeros' esos de la tele con su tomavistas".