ZARAGOZA

Parte de los fallos ya fueron detectados en plena construcción

Un informe cuestionó la falta de aseos o la altura útil de partes del edificio, pero la Expo descartó actuar por el coste y los exiguos plazos para el estreno.

Parte de las deficiencias que padece desde su estreno el Palacio de Congresos se saben desde que se encontraba en plena construcción sin que se llegaran a tomar medidas. Un informe técnico elaborado por la propia sociedad pública Expoagua, encomendada de ejecutar las obras por el Gobierno de Aragón, puso en evidencia lagunas cuestionadas ahora por congresistas y espectadores, como la escasez de aseos, pero se descartó corregirlas sobre la marcha.

 

Fuentes de la sociedad argumentaron que el elevado coste de retocar el proyecto y especialmente el retraso que hubiera conllevado, hasta el punto de impedir que el Palacio de Congresos estuviera a tiempo para la inauguración de la muestra internacional, obligaron a descartar la intervención. El informe interno nunca salió a la luz.

 

Entre las deficiencias destaca la escasez de baños, no solo en el gigantesco vestíbulo, sino en las salas habilitadas para autoridades e invitados especiales (VIP), que ni siquiera disponen de ellos. Por no hablar de la escasa altura de algunos espacios, que contrasta para colmo con la del vestíbulo, que alcanza los 21 metros.

 

Como informó este diario, las prisas por acabar el edificio a tiempo para la inauguración disparó los costes, ya que se acumulaba un importante retraso y se tuvo que recurrir a reforzar las cuadrillas. Dos días antes del estreno, aún estaban pendientes de colocar todas las puertas. El coste aumentó a unos 60 millones de euros, un 15% más del presupuesto inicial, con 42 millones destinados a la obra civil y otros 8 millones al equipamiento. Tras la Expo, el Palacio de Congresos se cerró durante unos meses para acometer otro paquete de pequeñas obras, aunque no ha servido para corregir los problemas ya detectados.