MONEGROS

Granjeros de Leciñena se unen para luchar contra el robo de cerdos

Organizan patrullas nocturnas para tratar de evitar que se produzcan nuevos hurtos y reclaman más medios y vigilancia.

José Luis Montesa, en el centro, habla con Jorge Marcén y Javier González, a su derecha
Granjeros de Leciñena se unen para luchar contra el robo de cerdos
MAITE SANTONJA

No quieren que los robos se conviertan en una rutina. No quieren ir cada mañana a su granja con el miedo de encontrarse con el rastro de cinco, siete o diez cerdos recién decapitados, las tripas por el suelo y las puertas de las naves forzadas y rotas. "Con esto no podemos estar conformes de ninguna manera y exigimos a los políticos, a los de más arriba, que tomen medidas". Quien así se explica es José Luis Montesa, pero Jorge Marcén y Javier González, ganaderos como él de Leciñena, piensan exactamente lo mismo y creen que pueden hablar por boca de todos.

 

Desde hace un año se ha detectado un incremento de robos de animales (normalmente corderos y cerdos), que son sacrificados en la misma granja por los ladrones y que se llevan la carne limpia probablemente para consumirla y venderla en su entorno más próximo. Ahora se han movilizado los vecinos de Leciñena, pero este tipo de delitos, al igual que la sustracción de cobre, se ha generalizado en toda la Comunidad.

 

Fuentes de la Guardia Civil encuadran este fenómeno en lo que denominan "robos de subsistencia" y reconocen que en el último mes han aumentado los casos. Explican que a lo largo de año se han detectado "picos" coincidiendo bien con la presencia de campamentos de temporeros, el Ramadán o ahora las Navidades.

 

El problema añadido que tiene este tipo de robos de animales es que consumir su carne tal y como se la llevan puede ser perjudicial para la salud. "Matan animales que están medicados o vacunados y que, sanitariamente, en ese momento no cumplen con las normas exigidas para ser consumidos y sin análisis de triquinosis", explican los ganaderos. Al preguntarles si saben qué destino le dan a los animales, aseguran que lo desconocen pero que "se lo pueden imaginar".

 

Los hurtos no solo les afectan a ellos. El miedo se ha extendido también entre los transportistas de pienso. "Temen que al llegar por la noche para descargar se encuentren con un grupo de esta gente y no saben cómo reaccionarán", manifiestan.

 

A Jorge Marcén le han robado cuatro veces en las últimas cuatro semanas. En total, han sido 22 cerdos valorados en unos 3.000 euros, más los daños que le causaron en los cansados, puertas y vallas de las naves.

 

Las granjas elegidas por los delincuentes son las que están situadas más cerca de la carretera. Los autores van en grupo y se desplazan en coches o furgonetas. Tras coger el animal, lo decapitan, lo destripan y se llevan la carne. "Y cuando llegas tú por la mañana a la granja te encuentras semejante panorama", lamenta Javier González, también víctima de robos. "Los políticos están muy protegidos, pero nuestros cerdos, no", protesta indignado.

 

Su hartazgo por la situación les ha llevado a salir a patrullar los campos. Lo hicieron el pasado domingo por la noche y lo volverán a repetir. Además, hace dos semanas enviaron una carta a la Delegación del Gobierno en Aragón pidiendo más protección.

 

José Luis Montesa puntualiza que ellos no tienen nada que criticar a los guardias civiles. "Al contrario, estamos contentos con ellos porque hacen lo que pueden. Lo que ocurre es que hace falta más medios y más personal. Está claro que la culpa la tienen los que roban, pero los responsables policiales más altos son los que tienen que tomar medidas para que no suceda".

Fuentes de la Delegación del Gobierno reconocieron ayer que los robos han aumentado pero que también se han intensificado las patrullas. El problema es que son delitos muy difíciles de controlar. Aún así, ya ha habido algún detenido por hechos similares.