TRADICIONES

Un puente para recuperar la matacía y el mondongo

Un puente para recuperar la matacía y el mondongo
Un puente para recuperar la matacía y el mondongo
S.L.

Desde hace catorce años los vecinos de Mesones de Isuela rememoran en una fiesta colectiva lo que hace años era una celebración familiar para prepararse ante el invierno. Unas mil personas volvieron a encontrarse ayer en la jornada gastronómica del Mondongo en la que no faltan voluntarios ? ni calorías. Fue una iniciativa de la Asociación Meso Luna, en la que se implican vecinos de todas las edades y miembros de otras asociaciones, como la de mujeres o la de la tercera edad. "Empezamos para recuperar todo lo que habíamos vivido de pequeños cuando se hacía la matacía y el mondongo, que era como una segunda Navidad", explica José Marco, uno de los impulsores de la fiesta. Los habitantes del pueblo y del entorno se fueron sumando a este día, que se ha consolidado en el calendario festivo. Diez tocinos, 200 kilos de migas, 75 de judías blancas riñoneras y 15 kilos de cada uno de los productos derivados del cerdo: chorizos, morcillas, longanizas y bolas, dan una idea del atractivo y consistencia de la fiesta. En la décimocuarta edición, dos vecinos, Serafina Pina Sisamón y Antonio Molinero Cabello, recibieron los Tocinos de Oro con los que se reconoce la labor de quienes contribuyen a dinamizar el pueblo. También en Cervera de la Cañada aprovechan este puente para hacer el mondongo y degustar los productos de tres cerdos.

 

Mientras, Nonaspe celebró ayer la duodécima edición de la Fiesta de la Matacía, en la que se sacrificó un cerdo siguiendo el rito tradicional. Eran las siete de la mañana cuando el matarife inició un trabajo que rememora épocas pasadas, cuando ese sacrificio suponía llenar la despensa para todo el invierno de las familias.

 

Hoy la fiesta recuerda aquellas épocas, pero el destino de las carnes es otro y, como un solo cerdo no es suficiente para todos los comensales, ya que son mas de doscientas las personas que participan en la fiesta, otros dos cerdos son comprados y sacrificados en el matadero.

 

Tras el madrugón, y todavía con las sombras de la noche, se degustaron unas pastas tradicionales y la 'Barreja', una bebida compuesta a partes iguales de moscatel y anís. Confortados por las pastas y la bebida, los participantes dieron cuenta de un suculento almuerzo, 'La sartenada'. Antaño se distribuían las diferentes carnes del cerdo y se preparaban para hacer los embutidos; pero ya desde hace un tiempo, como ocurrió ayer, solo se prepara el relleno de la morcilla, denominado en esta población 'Sang y seba', sangre, cebolla, pan rallado y grasa del cerdo.

 

En la fiesta, el resto de carne, incluidos los jamones, se trocearon y se hicieron a la brasa, pero antes se habían degustado unas judías cocinadas con la careta y la oreja del cerdo.

 

Hace doce años, cuatro peñas de Nonaspe decidieron rememorar esta fiesta de la Matacía, que sólo dejó de celebrarse el año pasado. Ante el peligro de desaparición, el Ayuntamiento decidió participar en la organización. Según comentaba Agustina Barberán, concejal de cultura del Ayuntamiento, son muchos los nonaspinos ausentes que vienen desde sus residencias habituales para participar en la fiesta organizada ayer por la Hermandad de San Cristóbal de Nonaspe y el Ayuntamiento.