PATRIMONIO

Un palacio que se derriba con subvención

La casa parroquial de San Bartolomé, en Borja, construcción renacentista del siglo XVI, va a ser derribada con el visto bueno de Ayuntamiento, DGA, Comisión de Patrimonio y DPZ, que financia los trabajos.

Fachada principal del edificio, coronado por una galería de arquillos cronopiales.
Un palacio que se derriba con subvención
HERALDO

En su tesina sobre la arquitectura civil en Borja, la historiadora del arte Concha Lomba define la casa parroquial de San Bartolomé como "el monumento más bello de aquellos que, construidos en el siglo XVI, presentan todavía claras pervivencias góticas". Pero eso no ha sido suficiente para garantizar su futuro.

 

El palacete va a ser derribado en las próximas semanas sin que nadie mueva un dedo por él. Pese a estar catalogado en el Plan General de Ordenación Urbana, se le ha declarado en estado de ruina inminente -está sin cubierta y ha habido que retirar el alero para evitar desprendimientos- y eso parece justificarlo todo. Con esa declaración, la Comisión de Patrimonio ha autorizado su derribo, que el Ayuntamiento impulsa con decisión, la DGA parece mirar para otro lado y la DPZ lo subvenciona. En el Plan de Infraestructuras y Equipamientos Locales de la institución provincial cuenta con un presupuesto de 51.000 euros, con lo que resulta que el edificio, que no ha tenido financiación para ser restaurado, la tiene ahora para su derribo.

 

"Me parece inaceptable, lamentable y desidioso -asegura el arquitecto Ricardo Marco, que estudió el palacio junto a Carlos Bressel y Concha Lomba-. Es un edificio con mucho interés, un prototipo de la arquitectura renacentista aragonesa, y me sorprende mucho que haya llegado a ese estado de deterioro. Me parece una salvajada que se derribe".

 

Y añade: "Al parecer está en muy mal estado, pero habría que ver si no es posible todavía utilizar el dinero para derribarlo en apuntalarlo y dotarlo de cubierta, y a partir de ese momento, en el futuro, ver si se puede restaurar".

 

El alcalde de Borja, Eduardo Arilla, asegura que no queda otro remedio que el derribo: "Tuvimos la visita del director general de Patrimonio, con varios técnicos, y se vio que no cabe otra solución. Queremos hacer allí un edificio de viviendas protegidas". La Comisión de Patrimonio, en su última reunión, autorizó el derribo, con algunas prescripciones, como la realización de catas arqueológicas antes de iniciar una nueva construcción.