NUEVA ORDENANZA

La Policía advierte a los jóvenes durante la primera noche de prohibición del botellón

Los agentes optaron por una labor preventiva más que represiva, como ya ocurrió con otras ordenanzas.Desde ayer, las multas por beber en la calle pueden oscilar entre 500 y 1.500 euros

La Policía advierte a los jóvenes durante la primera noche de prohibición del botellón
La Policía advierte a los jóvenes durante la primera noche de prohibición del botellón
MAITE SANTOJA

Beber en la calle puede salir muy caro a partir de ahora. Entre 500 y 1.500 euros de multa podrán llegar a pagar las personas que ocasionen disturbios durante un botellón. La de ayer fue la primera noche efectiva con la nueva ordenanza (entró en vigor el jueves). Una noche que se caracterizó por la conciliación y la prevención. Seis equipos de la Unidad de Apoyo Operativo de la Policía Local vigilaron las zonas más frecuentadas por los jóvenes para realizar estas reuniones con el fin de comprobar que todo estaba en orden y de advertirles sobre la nueva normativa.

 

Esta pretende principalmente conciliar el derecho de diversión de unos y la necesidad de silencio de otros. Para esto, el vicealcalde de la ciudad, Fernando Gimeno, explicó hace unos días que la ordenanza del botellón había que "aplicarla con inteligencia" y mostró su confianza en que "así lo harán los cuerpos de seguridad".

 

Parece que la Policía seguirá una línea de actuación similar a la que ya utilizó cuando entró en vigor la ordenanza de la bicicleta. Durante los primeros días de esta normativa, los agentes informaron a los ciudadanos sobre las nuevas exigencias que debían cumplir, como respetar los carriles bici o no escuchar música con auriculares si conducían por la calzada con su bicicleta.

Más prevención que represión

Ayer, la Policía también llevó a cabo una labor más preventiva que represiva. Desde las 10.30, los agentes estuvieron presentes en las zonas más tradicionales del botellón. Pero estas estaban vacías. Su presencia tuvo un gran efecto disuasorio. A la pregunta de cómo se presentaba la noche el intendente jefe de la Unidad de Apoyo Operativo, Juan Carlos Claveras, respondió: "Como cualquier otro día, no tiene por qué pasar nada".

 

Pero ayer algo diferenciaba a cualquier otra noche. Como comento Clavera ya existía un marco legal específico que podían aplicar. Sin embargo, el policía reconoció que generalmente siempre prefieren "advertir".

 

De hecho, gracias a los informes policiales y municipales se han conseguido identificar las zonas más afectadas por este problema: la Universidad, la plaza de Los Sitios y el paseo de la Constitución. Aunque el fenómeno también se ha extendido a otros barrios como las Delicias y el Casco Viejo, Torrero, Casablanca y el Rabal.

 

El tema generó un gran consenso político. Los grupos municipales del PSOE, PP Y PAR acordaron modificar la Ordenanza Municipal del Espacio Urbano el pasado mes de junio. Sin embargo, la polémica en la calle ha sido inevitable. Varias asociaciones juveniles han manifestado su descontento ante la nueva ordenanza y han calificado de "desorbitadas" las sanciones previstas. A pesar de esto, también hay voces que señalan que es preciso llevar a cabo una reflexión profunda y un esfuerzo en la educación cívica porque aunque se sitúen contenedores en las zonas de botellón, los participantes en tales actos no los utilizan y continúan arrojando la basura a la vía pública. Por fortuna, el fenómeno en Zaragoza aún parece que queda lejano a las macro-dimensiones que adquiere el botellón en el sur o el levante de la península, donde -incluso- las autoridades han tenido que enfrentarse a episodios de violencia colectiva.

 

No obstante, una vez operativa la nueva ordenanza tras el paréntesis de las fiestas del Pilar, Zaragoza se suma a la lista de las grandes ciudades españolas que disponen de normativas en este sentido: Barcelona, Valencia, Las Palmas... La Comunidad de Madrid fue una de las primeras en aprobar una norma para controlar el botellón y la ordenanza cívica de Toledo es una de las que impone sanciones más altas, las multas pueden ser de hasta 60.000 euros.

 

En Zaragoza, esta ha sido solo la primera noche y todavía queda por ver cómo irá calando la nueva ordenanza entre los zaragozanos. Entre defensores y detractores, tampoco faltan los escépticos, que dudan de que este texto pueda convertirse en una realidad.