COMERCIO

Un nuevo soplo de brisa para El Ciclón

Cinco de los mejores locales del pasaje del Comercio y la Industria, también conocido como El Ciclón, están en alquiler, y la propiedad quiere que sirvan de punta de lanza para la recuperación social, estética y económica de un espacio degradado y desaprovechado.

Blanca Marín (derecha), junto a su madre, Blanca García Hegardt
Un nuevo soplo de brisa para El Ciclón
JOSÉ MIGUEL MARCO

Brisa fresca parece atravesar el pasaje de El Ciclón. Cinco de los locales que permanecían vacíos, más de la mitad de los que no tienen uso actualmente, lucen en su fachada el letrero de 'Se alquila', y los propietarios llevan bastante avanzadas las conversaciones para que empiece a haber actividad en ellos. Podría ser el inicio de la recuperación definitiva de un espacio que lleva décadas esperando salir del ostracismo.

 

"Mi madre y yo hemos vivido siempre en esta casa -señala Blanca Marín, la propietaria de los cinco locales- y para nosotros no solo se trata de un patrimonio familiar, sino que, aparte del enorme valor sentimental que posee, sentimos una gran responsabilidad por su privilegiada situación en nuestra ciudad. Sabemos que la recuperación del Pasaje de la Industria y el Comercio pasa por que se abran los locales con ofertas muy atractivas y, sobre todo, que estén a la altura del entorno que van a ocupar".

 

Más allá de su declaración de intenciones, lo cierto es que a finales de julio, tras un complejo proceso legal, Blanca Marín recuperó la propiedad y el uso de los cinco locales, y fue colgar los carteles de 'Se alquila' y su móvil empezó a sonar. Unas diez llamadas diarias.

 

"Nos ha llevado más de cinco años reunir la propiedad de gran parte de la casa de la plaza del Pilar, 10, disgregada tras más de seis generaciones -relata-. La casa la compró en obra la madre de mi tatarabuelo, Antonio Marco, notario de Zaragoza, en 1890". Además del edificio de plaza del Pilar, 10, otras cinco comunidades -plaza del pilar, 11 y 12, calle de Alfonso I, 40, y calle de Santiago, 3-5- están afectadas por el pasaje.

Respetar principios estéticos

Las propuestas recibidas hasta ahora por los cinco locales son de todo tipo, desde gente interesada en abrir bazares y tiendas de recuerdos, a los que piensan en floristerías, cafeterías, restaurantes... De momento, la negociación que está más avanzada es la apertura de una heladería en uno de los locales, de 125 metros cuadrados de superficie. Se trata de una firma con tradición heladera en Cataluña, donde tiene un establecimiento muy conocido en el paseo de Gracia barcelonés.

 

"A todas las personas que se interesan por los locales se les informa de que sus establecimientos van a tener que respetar unos principios estéticos, como la altura de techos o el rescate de los huecos originales de la casa, eliminando marquesinas y otros apósitos ajenos al edificio. Queremos dar coherencia a todo el conjunto para que la ciudad recupere la ilusión de pasear por su interior", asegura Blanca Marín.

 

Pero, aparte de la heladería, ¿qué más negocios pueden abrir sus puertas en El Ciclón? Por el momento no hay nada decidido, se ha abierto un abanico de posibilidades.

"Aunque en Zaragoza, como en cualquier gran ciudad del mundo, se dejan sentir los efectos de la crisis económica global, lo cierto es que tenemos propuestas para llenarlo todo. Yo, lo que visualizo, lo que creo que podría salir es un negocio hostelero de nivel, quizá combinando restaurante y cafetería, alguna tienda de delicatessen gastronómicas, otra de recuerdos típicos pero con planteamiento especial... Hemos recibido, además, interesantes propuestas para el propio pasaje, como organizar una feria mensual de anticuarios, realizar allí desfiles de moda o incluso conciertos de música en vivo. Creo que son iniciativas interesantes para conseguir que el pasaje vuelva a ser un punto de referencia para la ciudad".

 

Blanca Marín se ha concedido un plazo de seis meses para alquilar definitivamente los locales. Mientras, el pasaje se encuentra en una situación indefinida, casi de semiabandono, pese a que luce espléndido tras la última restauración.

 

El espacio es una propiedad privada pero de uso público, así que parece estar en una tierra de nadie. "Los turistas, con su natural curiosidad, entran, hacen alguna foto y rápidamente salen huyendo, por el abandono y el olor a orina que en él se acumula -señala Blanca Marín-. Al parecer, los servicios de limpieza tienen instrucciones de no limpiarlo salvo que vean algo realmente aparatoso. La persona que promovió la recuperación del pasaje, hace ya más de 10 años, fue la arquitecta municipal Úrsula Heredia, muy sensibilizada desde siempre con este espacio. Realizó una reforma muy respetuosa, devolviéndolo a su estado original. Pero, por desgracia, el paso del tiempo, la falta de mantenimiento y los gamberros, han hecho que el deterioro sea cada vez mayor".

Una recreación de época

Hace tan solo unas fechas el pasaje volvía al primer plano de la actualidad, dado que había sido elegido por una conocida empresa organizadora de eventos para realizar en él una cena espectáculo en el marco del Congreso Nacional de la Sociedad Española de Farmacología Hospitalaria. Se recreó en su interior una farmacia de principios del siglo XX y se organizó una cena que contó, incluso, con una versión cantada de la famosa ópera 'L'elisir d'amore'.

 

La responsable de aquella empresa, acostumbrada a organizar eventos de este tipo en escenarios como La Pedrera, la Casa Batlló, el palacio de Pedralbes o el castillo de Viñuelas, aseguraba: "Cuando vi el pasaje me enamoré de él. No entiendo cómo Zaragoza puede tener un espacio así prácticamente abandonado a su suerte. Posee un encanto arquitectónico increíble".

 

La empresa se ocupó de realizar una limpieza general, e incluso costeó de su propio bolsillo la fabricación y reposición de las tulipas de cristal, idénticas a las antiguas, que tienen las farolas que iluminan interiormente el pasaje. Quince días después, un gamberro ya había roto a pedradas dos de ellas.

 

"Sería fundamental evitar situaciones que se dan en la actualidad -concluye Blanca Marín-, como que se aparquen motos en el interior, se acumulen cajas y basuras, o que se instalen garitos con tenderetes que impiden el paso y que degradan la imagen del pasaje incluso antes de entrar. Tendría que estar cerrado por la noche. Queremos constituir una macrocomunidad que regule todo esto, así como que vele por el respeto más absoluto a su estética".