ZARAGOZA

Una avería en la telecabina deja colgados a una veintena de viajeros durante una hora

Una avería en la telecabina de Aramón dejó anoche colgados a una veintena de pasajeros durante más de una hora. El susto llegó a las 19.57 cuando, según informaron los técnicos de la compañía, se rompía uno de los neumáticos que utiliza esta atracción turística para que las cabinas reduzcan su velocidad y los visitantes puedan montarse en ellas. Este incidente provocó un "desajuste en la sincronización" de los habitáculos, o lo que es lo mismo, se varió la distancia que existe entre cada una de ellas.


Ante este problema, los responsables de Aramón decidieron parar las máquinas. En los primeros veinte minutos tras la avería, los técnicos pudieron rescatar a los pasajeros de tres de las cabinas afectadas, ya que todavía quedaba espacio en la estación de Ranillas para evacuarlos. En cambio, el resto de viajeros no tuvo más remedio que esperar más de una hora hasta que se solucionó el problema.

Llamadas desde las cabinas


El personal de Aramón asegura que mantuvo informadas a las personas atrapadas a través de la megafonía de la instalación. Además, cada habitáculo cuenta con un teléfono de emergencia que muchos de los pasajeros utilizaron para comunicarse con las estaciones de Ranillas y de La Almozara. Otros, en cambio, hicieron uso de sus teléfonos móviles para avisar de su situación tanto a los Bomberos como al 112 y al 092.


Tras personarse una patrulla de la Policía Local en la zona, los responsables de Aramón les informaron del problema, pero no llegaron a intervenir ninguno de los servicios de emergencia de la ciudad. Tampoco se llegó a solicitar la ayuda de los técnicos de Leitner, fabricante de la telecabina.


Solucionado el problema técnico, las cabinas fueron desfilando una a una por ambas estaciones y los viajeros pudieron volver a pisar tierra firme después del susto. Según informaron fuentes de Aramón, la mayoría de los pasajeros afectados "se tomó la situación con humor", aunque unos pocos mostraron cierto nerviosismo y enfado por permanecer encerrados durante tanto tiempo. Finalmente, no hubo que lamentar daños personales entre los afectados.