AYUNTAMIENTO DE ZARAGOZA

Cerrojazo (o casi) en la planta noble

Los concejales de la capital aragonesa empezaron a recibir esta semana las llaves para poder acceder a la planta noble de la Casa Consistorial después de 20 días de rodeos, molestias y quejas.

Los timbres y los cerrojos sirven para controlar los distintos accesos a la zona de Alcaldía.
Cerrojazo (o casi) en la planta noble
Juan Carlos Arcos

La Casa Consistorial de Zaragoza empieza a no tener nada que ver con aquel lugar bullicioso y febril en el que se mezclaban ciudadanos, políticos y periodistas y donde predominaba el trato directo y, en general, cordial. Lejos de aquella imagen, quizá idílica pero no por ello menos cierta, la planta noble de la sede municipal de la plaza del Pilar, donde trabajan el alcalde y los principales consejeros del gobierno, se ha llenado de timbres y cerrojos que la han convertido en un remedo de búnker que ha causado no pocas quejas durante las últimas semanas.

El incremento de las medidas de seguridad en la planta noble se viene produciendo desde hace meses. Dado lo vetusto del edificio, la zona de Alcaldía presentaba problemas que en más de una ocasión habían causado algún susto en los despachos por la presencia de algún intruso con intenciones poco claras.

 

Por ese motivo, se fueron reforzando los controles de los accesos a la planta noble mediante interfonos y bloqueando la entrada a las zonas de representación institucional para el ciudadano de a pie. No obstante, concejales, funcionarios y periodistas siguieron trabajando con normalidad y sin más molestias que ligeros cambios en sus rutinas diarias a la hora de moverse por la casa.

 

Pero el pasado 10 de julio, cuando HERALDO publicó el espinoso asunto del caso de la imputación del alcalde, Juan Alberto Belloch, y su hija por la difusión de imágenes personales del edil del PP Sebastián Contín a través de Internet, todo cambió. Sin previo aviso, esa misma mañana se cerraron los accesos y se impidió la entrada de cualquier persona no autorizada al entorno de Alcaldía, sobre todo a la prensa. Es más, pocos días después en el ascensor por el que se llega a esa zona, se colocó una llave, blindando a cal y canto la segunda planta de la Casa Consistorial.

 

"Me sorprendió la medida. Para nosotros, el único acceso posible era a través de una puerta controlada por un conserje. Más que control, parece un blindaje", dice la portavoz del PP, Dolores Serrat, que considera "excesiva" la solución. "Lo peor es que se hizo en un momento en que parecía que la decisión se tomaba por otros motivos", afirma en relación a la polémica entre Belloch y Contín.

 

Pese a coincidir en el tiempo, el Área de Alcaldía argumenta que la decisión estaba tomada previamente. No obstante, en plena polémica por el caso Contín, se avisó a la prensa que solo podría acceder a la planta noble cuando hubiese algún acto oficial convocado y que las imágenes se podrían tomar solo con autorización previa. Si algún informador quería hablar con algún concejal o funcionario, debería anunciar a quién quería ver, estableciendo de este modo una férrea vigilancia de los movimientos de la prensa. "Esto está pensado para controlar a los periodistas", repiten la mayor parte de las fuentes consultadas.

 

Mientras se ponían trabas al trabajo de los informadores, los concejales y funcionarios sufrían verdaderos quebraderos de cabeza para acceder a las comisiones plenarias, a la sala de prensa o, simplemente, moverse con libertad por la Casa Consistorial para cumplir con sus funciones. Por ejemplo el portavoz de CHA, Juan Martín, que llegó tarde a una rueda de prensa porque el ordenanza que controlaba el acceso se había ausentado unos minutos.

 

Ante los evidentes problemas que provocaba la situación, una concejal se dirigió a los responsables de Alcaldía para que le facilitasen una llave del ascensor. La respuesta que recibió fue negativa: solo tenían derecho los consejeros del gobierno. La situación llegó a la junta de portavoces. El gobierno tuvo que admitir que todos los ediles, de la oposición o del gobierno, pudieran acceder a la segunda planta y que se les facilitara la llave, que han empezado a recibir esta misma semana.

 

Para Serrat, el blindaje de la segunda planta no es solo una cuestión de "barreras". "Lo que se hace es dificultar la comunicación", afirma. Juan Martín considera que "esto forma parte de la deriva del alcalde y su entorno", que quieren "generar un ropaje y una estética de dudoso gusto". "El alcalde tiene un perfil de aislamiento que se acentúa con ciertos gestos. La segunda planta no es del gobierno, es del pleno del Ayuntamiento", sostiene Martín indignado.

 

Pero, como dice José Manuel Alonso, de IU, "es una medida innecesaria e ineficaz", ya que, al margen de los problemas que causa a la prensa, la seguridad, a su juicio, no ha mejorado. "Es un asunto absurdo porque no tiene operatividad", dice en referencia a lo fácil que es superar esos impedimentos. Ayer mismo, con el alcalde de vacaciones y con los concejales con su llave, buena parte de las puertas de entrada a la planta noble estaban abiertas. Sería para ventilar.