ZARAGOZA

Salvados por un invento del XIX

El bloque número 1 de la calle del Tobazo acaba de instalar el ascensor en su en la fachada.
Salvados por un invento del XIX
josé miguel marco

Ala señora Agustina un invento del siglo XIX le ha cambiado la vida en pleno siglo XXI. Esta vecina del barrio de las Nieves, en Casablanca, ya no tiene que subir cada día cuatro pisos de escaleras, gracias a una ingeniosa solución que ha permitido que su edificio tenga, por fin, un ascensor. Algo que se agradece, sobre todo si llegas cargado de la compra, tienes que cambiar la vieja lavadora o, como Agustina Casas, tus piernas han trabajado durante 90 años de vida.

Los ascensores, en la plaza de Nuestra Señora de las Nieves y en la calle Tobazo, han tenido que ser instalados en la fachada trasera de los edificios, una medida que no ha contado con ninguna traba por parte de Urbanismo, y que tampoco altera la imagen de esta tranquila barriada.

Se trata de "una solución ingeniosa, que no altera la estética del barrio", opina Vicente López, el presidente de la comunidad de vecinos en la que vive Agustina. Una solución ingeniosa necesariamente porque en los bloques que configuran el paisaje de esta zona fueron construidos en los años 50. En su día, no se pensó en la conveniencia de colocar un elevador eléctrico. O mejor dicho, en la necesidad, ya que hoy en día la población del barrio ha envejecido, y la falta de ascensor deja a muchos ancianos o discapacitados como 'enjaulados' en sus propias viviendas.

Esta situación, confirma Ana Anta, la presidenta de la asociación de vecinos Olivar de Valdespartera, no es excepcional, y son muchas las comunidades de vecinos de la zona que no llegan a ponerse de acuerdo para instalar un ascensor, ya sea por desavenencias entre vecinos o por el desembolso económico que supone.

"En nuestro caso, tenemos que pagar 15.000 euros por vivienda", explica Pero, reconoce, la financiación de las cajas de ahorro y las ayudas a la rehabilitación que conceden tanto el Ayuntamiento como la DGA, les han puesto más fácil el desembolso. Una inversión hacia el futuro porque "todos, tarde o temprano, nos haremos mayores, y aquí cabe una silla de ruedas" explica López. Su iniciativa ha suscitado el interés de otras comunidades, que tal vez en los próximos años cuenten con esta facilidad, aunque subir escaleras sea siempre un buen ejercicio.