SUCESO

Fomento elude responsabilidades en la muerte del ciclista que cayó de un puente

La víctima se apoyó en una barandilla para hacerse una foto y, debido a su mal estado, se precipitó a la A-2, en La Muela.

En esta foto, hecha tras la caída, se ven los restos de pintura que ocultan el deterioro de la barandilla.
Fomento elude responsabilidades en la muerte del ciclista que cayó de un puente
O. DUCH

Jorge Ramón Moreno, de 40 años, fue víctima de la desidia y negligencia de alguien que no hizo bien su trabajo y de una administración que no tuvo el deber de cuidado que le es exigible. Jorge Ramón Moreno era un vecino de La Muela aficionado al ciclismo que en la tarde del domingo 11 de mayo de 2008, se apeó de su bicicleta para que un amigo le hiciera una foto en el puente que cruza la autovía de Madrid, con los molinos y el pueblo de fondo. El hombre se apoyó en la barandilla, que estaba recién pintada y con un aspecto de nueva, y nada más arrimarse a ella, se desprendió de su base y se precipitó al vacío desde una altura de 20 metros. Murió en el acto.

 

Moreno estaba divorciado, no tenía descendencia y era hijo único. Su madre, residente en Argentina, de donde él procedía, quedó desamparada y encargó al letrado Alberto Cervera que buscara a los causantes, por negligencia, de la muerte de su hijo. Pero no hay nada peor que enfrentarse a una administración y, menos, para exigirle responsabilidades.

 

El asunto, en apariencia, estaba claro. Así lo vio la Guardia Civil quien, en su atestado, dijo textualmente: "Los anclajes de la barandilla del puente se encuentran oxidados, sin embargo, no se observa a simple vista, puesto que el óxido está cubierto recientemente de pintura. Todos los tramos de la barandilla del puente se encuentran en mal estado y con grave riesgo de desprendimiento".

 

Es decir, que cualquier persona que se hubiera apoyado habría corrido la misma suerte puesto que el dueño y mantenedor del puente no solo no la había arreglado, sino que la había pintado para darle una apariencia de nueva y evitar que los usuarios vieran el mal estado. La primera tarea fue intentar averiguar quién era el propietario del puente, y por tanto, responsable de su mantenimiento. El Ministerio de Fomento reconoció el 2 de diciembre de 2008 que era suyo y que le competía la conservación, pero ya advertía de que esta tarea la había ido cediendo a diferentes empresas mediante contrato. El letrado presentó entonces una reclamación administrativa -obligatoria antes de acudir a los tribunales contenciosos- y, aunque debían responderle en 6 meses, en marzo de 2009, "por resolución de la ministra", se prorrogó el plazo que tiene para contestar en otros 6 meses, lo que ha dejado el asunto paralizado.

 

Mientras tanto, en el Juzgado número 2 de La Almunia sigue su curso una denuncia penal por homicidio por imprudencia contra la persona o personas concretas que tuvieran la misión de mantener en condiciones el puente. Hasta el momento, todos los imputados que han comparecido han negado ser ellos quienes pintaron la barandilla. El Ministerio de Fomento informó de que la conservación estaba contratada con Autovía de Aragón, Sociedad Concesionaria S. A.

 

Su representante legal reconoció el pasado 13 de febrero que "era cierto que las patas de la barandilla estaban podridas" y que "con solo tocarla se caía". Añadió que los controles de su empresa son "visuales" porque "tienen un montón de dichos elementos" que visitar, y que "el mal estado estaba disimulado porque lo habían pintado recientemente". Es más, llegó a decir que al día siguiente del accidente se cerraron varios puentes porque estaban en la misma situación. También pasó por el juzgado otro jefe de esa sociedad, que ratificó lo dicho por el anterior pero añadió un problema, que ellos eran responsables de la conservación "solo desde 5 meses" antes del accidente. Explicó que para que el estado de podredumbre fuera el que presentaba la barandilla "se necesita al menos un par de años", por lo que el deterioro nació con la anterior empresa que tenía el contrato de conservación: Señalizaciones Villar.

 

El juzgado tomó declaración a su responsable, quien admitió que desde junio de 2003 a septiembre de 2007 eran los encargados, pero -como los anteriores- no sabía el obrero concreto que lo hacía y que, de cualquier forma, sus controles también eran "visuales". Al pedirle el registro de las intervenciones, dijo que toda la documentación la habían mandado a Fomento y que no tenían ninguna copia. Ahora, la pelota está de nuevo en el tejado de este ministerio, a quien se le ha reclamado ese libro de registro. Mientras, ya ha pasado un año y un mes de la muerte de Jorge Ramón Moreno.