AVERÍA

Los aljibes y pozos mitigan las afecciones del corte de agua en Utebo, Casetas y Garrapinillos

Los vecinos de estas localidades se sienten "preparados" ya que las averías en el suministro eran frecuentes hace añosEstablecimientos del polígono El Águila se quejan de que los camiones cisterna no les han dado servicio

Las cocineras preparan un comedor escolar
Los aljibes y pozos mitigan las afecciones del corte de agua en Utebo, Casetas y Garrapinillos
j. c. arcos

La experiencia es un grado para los habitantes del eje de la A-68, ya que no fue la primera vez que se veían obligados a pasar 24 horas sin agua. La previsión y la existencia de aljibes y pozos en las casas y fábricas de la zona mitigó las graves afecciones que conllevó la reparación de una tubería. El corte de agua que desde el lunes por la noche dejó sin suministro a más de 25.000 vecinos de Casetas, Garrapinillos y Utebo transcurrió sin graves alteraciones en las actividades cotidianas de sus habitantes. Solamente algunos negocios, sobre todo peluquerías y bares, decidieron echar el cierre ante los previsibles problemas provocados por los grifos secos, así como los servicios de los edificios públicos que estuvieron clausurados por motivos de higiene.

 

"La inmensa mayoría de los vecinos ya se han abastecido y tienen sus reservas en casa, así que nosotros estamos cubriendo necesidades solo en los colegios", explicó Inocencio Bueno, que conducía un camión cisterna de los 6 que abastecieron a Garrapinillos y Casetas.

 

En este barrio rural de la capital, el peluquero José Luis Garcés seguía con su trabajo, con el establecimiento menos lleno que de costumbre. "Hace años eran frecuentes los cortes de agua así que en la comunidad construimos un aljibe que todavía existe", comentó, demostrando que sus grifos sí funcionaban.

 

En Garrapinillos, el agua no dejó de salir hasta mediodía, gracias a un depósito elevado que da servicio a toda la localidad. En la plaza, el camión cisterna municipal daba vueltas, pero apenas algún vecino, como María José, la tendera, reclamaba sus servicios. "¿Sale agua?", preguntaba el nieto de Gloria Esteban señalando un aspersor en una jardinera. "No, hoy no sale", reía su abuela, que había hecho acopio de garrafas en su casa y había apurado hasta última hora para darse una buena ducha.

 

Tampoco las industrias de la zona tuvieron grandes problemas: Helados Lic, Lácteos Clesa... todas habían seguido con su actividad ya que disponen de pozos propios.

 

En otros lugares más problemáticos, como los edificios públicos, los servicios permanecían cerrados. El colegio público Antonio Martínez Garay, de Casetas, los niños llevaron sus botellitas de agua de casa y el comedor cambió ayer los platos habituales por bandejas de plástico. "Avisamos con antelación a la empresa y ellos lo han traído todo, solamente hemos guardado unos barreños para lavarnos", señalaba Arantxa de La Cruz.

 

La situación solo se fue de las manos en algunos lugares, como en el restaurante La Cucharrena. "Damos 200 comidas al día y no podíamos permitirnos el lujo de cerrar, así que hemos llamado al camión cisterna, pero nos han pasado de un teléfono a otro y por el polígono no ha aparecido ningún camión", explicaba agobiada María Lorente, camarera del local.

 

Según pudo comprobar este periódico, ayer por la tarde nadie atendía el teléfono habilitado para solicitar la llegada del camión cisterna, ni en el Ayuntamiento de Zaragoza ni en el servicio de aguas del consistorio de Utebo.

Por su parte, las asociaciones de vecinos de Casetas y Garrapinillos valoraban positivamente esta actuación a pesar de las inevitables afecciones, pero señalaron que, de producirse nuevas averías, sería deseable cambiar las conducciones por otras más modernas o realizar una doble red de tuberías, como sugirió el consejero de Infraestructuras del Ayuntamiento de Zaragoza, Jerónimo Blasco. "Esperamos que esta propuesta no caiga en saco roto", opinó Juan Antonio Cabrejas, de la Asociación de Vecinos de Casetas.