ZARAGOZA

Los sindicatos rechazan abrir los siete centros terminados sin ampliación de plantilla

La solución que plantea el Ayuntamiento para los equipamientos no convence a los trabajadores, que aseguran que mermará el servicio

Los sindicatos se oponen a abrir los siete centros municipales terminados y pendientes por inaugurar sin que se apruebe una ampliación de la plantilla. Ante la congelación de empleo público, el Ayuntamiento de Zaragoza plantea como única solución para poner en marcha las nuevas instalaciones la reorganización de personal desde otros equipamientos.


Los trabajadores son tajantes a la hora de asegurar que la redistribución de los funcionarios mermará la calidad del servicio a los ciudadanos y afectará directamente a su trabajo. "Estoy seguro de que va a perjudicar en todos los sentidos. De esta manera, se está generando empleo público de mala calidad. El progreso es el trabajo fijo", manifestó Tomás García, de CSL.


Los sindicatos se temían lo peor desde que se aprobó la congelación de empleo público en el pleno del pasado mes de diciembre (con los presupuestos se da el visto bueno también a la contratación de nuevo personal y, en esta ocasión, no se hizo). Ya conocían la propuesta del Ayuntamiento de reorganizar el personal para poder poner en marcha los nuevos equipamientos públicos, pero, según aseguraron todos los sindicatos, no se les ha comunicado nada por escrito.


"Pedimos que se hable de estas cosas. Solo aceptaríamos este plan si demuestran que se respeta el derecho de los trabajadores y nos aseguran que la plantilla será eficiente, pero hoy por hoy creemos que eso es imposible. Si el personal no aumenta, los equipamientos no pueden funcionar", aseguró Roberto Tordesillas, de CC. OO.


Para UGT, precisamente, lo difícil será que el consistorio zaragozano pueda presentar un informe que explique cómo se van a redistribuir los trabajadores sin estropear el sistema. "¿De qué sitios pueden quitar gente? Es que no lo sabemos. Están recortando en gastos que van a reducir la calidad", se quejó Ignacio Aguar.


Juan Carlos Coma, de CSI-CSIF, recordó que al problema de los nuevos equipamientos se une la intención del Ayuntamiento de Zaragoza de contratar empresas para la gestión de pabellones deportivos (gestión indirecta o privatización).


Para Coma, el Ayuntamiento cae en una "incongruencia", ya que asegura que construye nuevos centros municipales y a la vez recorta la plantilla municipal. "Se tienen que dar cuenta de que seguro habrá un déficit de personal", manifestó el representante sindical.


Ante esta situación, OSTA ya ha organizado asambleas por todos los servicios (Urbanismo, Casa Amparo, Cementerio...) con el objetivo de explicar qué reestructuración de personal estudia el Ayuntamiento y cómo afectará a los funcionarios. "Procuraremos acabar todas las sesiones para el pleno de febrero. Nuestra idea es que este planteamiento repercutirá tanto en los funcionarios como en los ciudadanos", señaló.


De hecho, según CGT, la falta de funcionarios ya se ha dejado notar en el funcionamiento de algunos centros abiertos. Desde este sindicato, Gregorio Barcelona explicó que algunas instalaciones municipales ya han tenido que cerrar temporalmente en alguna ocasión por falta de personal. En concreto, puso como ejemplo el problema que se había producido varios fines de semana en un equipamiento del barrio de Santa Isabel. "No había trabajadores suficientes...", apuntó Barcelona. Considera que aunque el Ayuntamiento esté en crisis, no se puede optar por la "precariedad" del servicio.


Única alternativa


El Ayuntamiento de Zaragoza, no obstante, parece apostar por la reorganización de personal como única solución para poder poner en marcha los nuevos equipamientos municipales, que a pesar de estar terminados no se han abierto todavía al público. Y así lo han confirmado diversas fuentes municipales a este periódico ante la congelación de la oferta de empleo público. Los centros en esta situación son: los centros cívicos de La Jota (Marqués de la Cadena), Oliver y Las Delicias, un polideportivo de este último barrio, el centro de mayores del Actur, el Cubit y el Museo del Fuego.


Entre todos, suman una inversión de más de 30 millones y algunos llevan meses cerrados. Las obras civiles de todos han acabado (algunos están pendientes de detalles o instalaciones eléctricas o de ser recepcionados según algunas fuentes municipales) y los vecinos exigen su apertura inmediata.


El Museo del Fuego, en el Casco Histórico, es uno de los casos más extremos. Su transformación ha costado más de siete millones de euros (por problemas estructurales detectados) y está pendiente el diseño de sus contenidos (han reducido su presupuesto de 4 a un millón por la crisis).