POSTEXPO

La subasta de artículos de hostelería de la Expo se salda con escasas gangas

En esta primera venta se ofrecieron productos de la cadena de restaurantes Husa

Los primeros activos de la Expo salieron ayer a la venta en una subasta que contó con más de un centenar de participantes, que optaron a la compra de productos de hostelería. En concreto, se ofrecieron los equipamientos que la cadena de restauración Husa utilizó durante el desarrollo de la muestra de Ranillas. En principio, la cita se presentó como una oportunidad para aquellos empresarios y propietarios del sector en busca de gangas. Sin embargo, el sabor de boca final de la mayoría de ellos no fue tan convincente.


"Hay gente que está pagando hasta el triple de lo que cuesta en realidad en las tiendas", se quejaba Verónica Gavín, que se desplazó desde la localidad oscense de Lalueza, donde regenta el bar D'Abajo, para adquirir algún producto interesante. Según relató, "la semana pasada compré una estantería nueva por 154 euros, y hoy se la llevaban por más de 400".


Un importe final que se engorda considerablemente con el 15 por ciento de comisión que obtiene la empresa concesionaria y con el 16 del IVA. Sin embargo, el extenso catálogo puesto a la venta permitió que, en mayor o menor medida, casi todos los participantes salieran con algo entre las manos. La propia Gavín adquirió, pese a que no estaba en su particular lista de la compra, un calentador de agua. "Ha sido de lo poco interesante, porque solo me ha costado cincuenta euros", explicó.


Un extenso catálogo


Un total de 1.464 lotes salieron a la venta en uno de los salones del edificio World Trade Center de Zaragoza. Freidoras, neveras, estanterías, armarios, calentadores, sandwicheras o campanas extractoras fueron algunos de los productos de la compañía Estudio D subastados. La expectación era grande entre los numerosos participantes minutos antes del inicio, ya que el precio de salida es desconocido hasta entonces.


El estado del material subastado también estuvo en boca de todos. Después de tan solo tres meses de uso, muchos esperaban encontrar un mejor aspecto de los equipamientos. Pero también en este sentido hubo discrepancias. Según Alberto Angulo, responsable de un campin en Boltaña "había muchos desperfectos" pese a tener tan escaso recorrido. "Al final -relataba- he comprado una nevera grande de dos puertas y un horno de convención", en los que "me habré ahorrado menos de mil euros, pero no sé si merece la pena viendo en qué estado se encuentran".


Fue el primer contacto del público con los activos de la Exposición Internacional. La siguiente cita se prepara para finales de este mes de noviembre, y no se centrará solo en el sector hostelero ya que se incluirán todo tipo de equipamientos.