LOS EFECTOS DE LA CRISIS

"Las propinas se han reducido a la mitad"

Más allá de los grandes datos macroeconómicos, la crisis se nota sobre todo en los bolsillos. Durante una semana, HERALDO sale a la calle para analizar las repercusiones de esta situación en el día a día de los zaragozanos.

Dos cafés con leche y un par de bollos: 4,50 euros. Un poco más si el cliente quiere dejar algo de propina. Hace unos años, la recompensa por el buen servicio prestado formaba parte del ritual de consumir en un bar o restaurante. Pero, ¿se sigue manteniendo esta costumbre en época de crisis? Parece que cuando toca abrocharse el cinturón los botes de propinas de bares y restaurantes se vacían.


"Hemos notado un gran bajón desde principios de verano", comenta el propietario del restaurante La Scala (calle de Sanclemente), José Luis Bordán. En este establecimiento, que lleva año y medio ofreciendo sus servicios, las propinas se han reducido a la mitad. "Antes recaudábamos unos 60 euros al día, pero ahora apenas llegan a 30", se queja. Una de las empleadas aclara que en verano se suele trabajar menos que en otras temporadas y "eso se nota".


Quienes tampoco están muy contentos con la recaudación son los empleados del bar Las Horas (calle de Moneva). Montserrat Yagüe es cocinera de este establecimiento y también participa en el reparto de propinas. Lleva siete años trabajando en la hostelería y reconoce que la situación ha cambiado mucho. "¿Cómo va a dejar dinero la gente tal y como están las cosas?", se pregunta.


Su compañero Alberto Salinas concreta que cada día reparten unos siete euros. "No está nada mal", comenta. Sin embargo, recuerda que algún amigo suyo se ha podido pagar un viaje a Costa Rica durante 15 días con las propinas recaudadas en nueve meses del año pasado. Ellos, de momento, van llenando el bote poco a poco. Aunque les está costando.


Pero, ¿a qué se debe esta reducción? El presidente de la Asociación de Bares y Cafeterías de Zaragoza, Pedro Giménez, explica varias causas. "Desde la llegada del euro se deja mucho menos dinero. Antes se podía poner una moneda de diez pesetas, pero ahora una de diez céntimos equivale a 17 de las antiguas", comenta. Sin embargo, para Giménez, el verdadero motivo es que los establecimientos han reducido su venta entre un 20% y un 30%. Un hecho que corrobora Ángel Pérez, propietario del bar Durán 5 (calle de Sierra de Gúdar): "Estamos trabajando como en temporada baja. Y aún no hemos tocado fondo". Giménez comenta: "Si no hay clientes, nadie deja las propinas". Y advierte de que esta costumbre ya ha pasado a la historia.


Esta realidad se refleja en muchos jóvenes. Antonio Charles, de 29 años, tomaba algo ayer al mediodía en un bar con sus compañeros de trabajo. "Yo normalmente no dejo propina". Aun con todo, y en contra de las quejas de los camareros, reconoce que cuando lo hace, sigue echando a la bandeja las mismas monedas que antes.


Existe un tipo de establecimiento que no ha notado tanto la crisis, aquel que cuenta con una clientela habitual. Es el caso de San Siro, donde se reparten entre 50 y 60 euros cada día. El encargado de esta cafetería situada en la plaza de Santa Engracia, Antonio Valenciano, explica que notaron un gran descenso de las propinas después de la instauración del euro, pero se recuperaron.


"Con la crisis no lo hemos percibido tanto, ya que atendemos a clientes fijos que nos conocen desde hace mucho tiempo", indica. En una situación similar se encuentran los empleados del Bílbilis (calle de Sanclemente). Uno de sus camareros, Iván del Castillo, comenta que los habituales suelen dejar propina. "Cada camarero va haciendo poco a poco su propia clientela", añade.


En cuanto al perfil de los clientes más generosos parece haber un acuerdo entre lo profesionales del sector. La gente que ronda los cuarenta más que los jóvenes, los hombres más que las mujeres y la organización de celebraciones, sigue estando bien recompensada, al menos, de momento.