PABELLÓN DE LA RIOJA

Mucho más que un buen vino

El espacio de La Rioja en la Expo sirve para comprender la estrecha relación que une al vino con el agua, y sobre todo, al río Ebro que recorre la tierra riojana de norte a sur. Aunque no todo es vino en esta comunidad.

El pabellón de la Rioja ha sido uno de los más activos desde que se inició la Expo, al acoger diversas actividades. Además de las ya de sobra conocidas catas de los fines de semana, también han tenido jornadas de vinoterapia, catas de chocolate, de helados, y hasta desfiles de alpargatas de Silvera. Aunque apenas quedan diez días de muestra, todavía pueden asistir a tres catas de vino, la actuación del grupo de danza Gravedad Zero con el espectáculo Vinaqua, un tratamiento de belleza a base de vino, y al Día de Honor que se celebra este mismo viernes.


Para comenzar a adentrarse en las tierras riojanas, ¿qué mejor que un buen audiovisual? De esta manera, el visitante viaja en el tiempo y en el espacio hasta paisajes rurales y urbanos de la comunidad. La proyección dura cerca de cuatro minutos y se exhibe en la sala central, donde se realizan todas las actividades extraordinarias del pabellón.


Después de esta experiencia iniciática, el recorrido comienza en “Agua y vida”, la sala en la que se explica el inicio de la vida gracias al agua. Esta idea se ilustra con un video en el que aparecen organismos microscópicos como primeras formas en desarrollarse en la tierra.


En la tercera sala, “La Rioja Sostenible”, se trasmite la preocupación que tiene esta comunidad por el cuidado de la diversidad biológica y del medio ambiente. Aquí, lo más interesante es una pantalla táctil que ofrece información sobre los ríos que atraviesan la comunidad: el Ebro, el Tirón, el Oja, el Najerillo, el Iregua, el Leza, el Cidacos, el Linares y el Alhama. Así como algunos lugares de interés de la zona como Haro o la Reserva Natural de los Sotos del Ebro.


Tras esta interactividad, damos un giro de 180 grados y volvemos al siglo XVI con el cuadro de “Las bodas de Cannan” de Veronés, que recuerda el milagro de Jesucristo al transformar el agua en vino. Justo detrás de la reproducción de la obra, se puede ver un audiovisual, en blanco y negro, en el que se representa el cambio del agua en vino en la naturaleza. Todo esto se logra jugando con el color rojo del vino aplicado al agua de los ríos.


Y para acabar con buen sabor de boca, al final del recorrido se han expuesto las botellas de las 33 bodegas que han realizado catas a lo largo de la muestra. Todo un mostrador de la diversidad vinícola de esta tierra.


Aquel que se haya quedado con ganas de más, puede acercarse al mostrador de información y pedir folletos turísticos de la región, del vino, y de las curiosas actividades del pabellón que definen la filosofía vanguardista de esta comunidad.