REPORTAJE

Comer ecológicamente

La agricultura es uno de los sectores que más agua consume y que a la vez resulta más contaminante para el medio ambiente. En España cada año se utilizan dos millones de toneladas de fertilizantes que acaban en nuestros ríos. En la producción ecológica, que engloba agricultura y acuicultura, puede estar la solución a este acuciante problema.

Xan Neira Y Juan Carlos Cirera son dos expertos en la agricultura y acuicultura ecológica que acudieron al Faro a compartir sus conocimientos con aquellos que se acercaron a los talleres creados con este motivo.


La producción ecológica se presenta como un sistema de práctico que puede llegar a cumplir los objetivos medioambientales de la sociedad actual. Aunque en España todavía no está muy extendido, apenas se destina un 10% de la superficie total a estos cultivos, y el consumo solo es de un 2%, esta cifra ha ido aumentando con los años. La diferencia con los países nórdicos es notable, ya que Dinamarca y Suecia consumen en torno a un 20% de productos ecológicos.


El motivo de que en España no esté todavía tan concienciada es debido a que los costes de producción y de consumo son más altos de lo normal, y los agricultores tienen que afrontar más riesgos. La solución pasaría por un mayor apoyo de la administración hacia este sector en crecimiento.


Sin embargo, los consumidores lo tienen claro, aunque tengan que pagar 50 céntimos más por un kilo de arroz, saben que lo que están pagando es un producto sano y saludable fabricado en las mejores condiciones, por lo que es un alimento de mayor calidad. El perfil del consumidor de productos orgánicos es principalmente urbano y con un nivel cultural alto, pero cada vez más se está extendiendo a las zonas rurales. En España, son Andalucía y Cataluña las comunidades que más están apostando por la acuicultura y agricultura ecológica.


Neira y Cirera insisten en que debemos llevar a cabo un consumo responsable en términos energéticos. “Estamos acostumbrados a tomar productos fuera de temporada que conllevan un gran gasto energético. Por ejemplo, si queremos comer ahora un kiwi, este seguramente venga de las Antípodas. Mientras que si nos esperamos un par de meses, lo habremos cultivado ya aquí y por tanto el gasto energético será mucho menor”, indican los expertos.


Además, la agricultura química de la que nos servimos en la actualidad es subsidiaria de la industria de guerra, y no está pensada para el respeto del medio ambiente. Los programadores de riego fueron creados con tecnologías de guerra del ejército israelí, por lo que un cambio en la mentalidad y en los usos agrícolas es posible y necesario en todos los productos de la cesta de la compra de una familia.


Para demostrarlo, la organización de los talleres, llevada a cabo por la Fundación Triodos, dispensó una comida en el Faro hecha a base de productos ecológicos que iba desde el esturión criado mediante acuicultura en Andalucía, hasta una paella hecha con arroz del Delta del Ebro y todo servido con un delicado vino ecológico. Los allí presentes pudieron certificar que estaban igual o incluso más sabrosos que los productos tradicionales.