VIDA EN RANILLAS

Las inevitables filas de la Expo

¿Preparados, listos, ¡ya!¿, esto es lo que se vive todas las mañanas en las puertas de la Expo desde las nueve y media, hora de apertura de la muestra internacional. Los tornos comienzan a funcionar y las carreras se suceden. Trompicones y nerviosismo por la larga espera sufrida ya antes de entrar a la propia Expo.

El madrugón es la opción elegida por muchos que deciden hacer fila en las puertas acceso. Desde las 7.30 de la mañana ya hay gente esperando en las tres entradas del recinto. La misión de los más madrugadores es entrar los primeros, y el destino es el pabellón de España, ya que es donde antes se acaban los pases y al único al que no se puede acceder sin éste.


Hay otra estampa ya habitual que el público no sabe. Y es que todos los días se dan 125 entradas para trabajadores de la Expo que hacen fila por la mañana en el pabellón español antes de que se abra la muestra. La medida se ha tomado bien y la solidaridad con los trabajadores es unánime, "no solo van a estar trabajando y currando para los que venimos".


Y es que las filas son inevitables en la muestra internacional, y sobre todo, desde que el número de visitantes entre semana ha superado al de los sábados y domingos.