VISTA ATRÁS

Reflejos de La Cartuja

Zaragoza y Sevilla estarán unidas para siempre por la celebración de dos muestras que han puesto a las ciudades en el mapa. Separadas por 16 años y salvando las diferencias entre una Expo Universal como la del 92 y una Internacional y temática, son muchos los paralelismos que se dibujan entre ambos acontecimientos.

EL IMPREVISTO


Dos meses antes de que abriera la Expo de Sevilla, un incendio fortuito quemó buena parte del pabellón de los Descubrimientos, del que solo se pudo salvar el cine esférico Omnimax. El que estaba llamado a ser una de las estrellas de la muestra quedó en estado de ruina total, porque los sistemas contra incendios se estaban acabando de instalar y los extintores no fueron suficientes.


En la Expo de Zaragoza, todos recuerdan la tensión de los días previos a la apertura, motivada por la crecida del río Ebro. Posteriormente, el río ha sido la fuente de muchos quebraderos de cabeza, por los problemas con el dragado y la navegabilidad del río.


ESPACIOS EXTERIORES Y PABELLONES


Quizá haya disfrutado ya de alguna de las actuaciones que organiza el pabellón de Aragón en su palenque; una solución similar se empleó en Sevilla, solo que allí no estaba cubierto por un pabellón, sino por carpas.

Excesos ornamentísticos aparte, la arquitectura de muchos edificios de la Expo 92 se asemejó a la de un parque empresarial, quizá en previsión de sus usos futuros. La arteria principal, nuestra avenida 2008, fue en Sevilla la avenida de los Descubrimientos.


Más allá de los contrastes que conlleva la diferencia entre una Expo Internacional como la de Zaragoza y una Universal como la sevillana (países y comunidades autónomas con pabellón propio), en ambos casos la participación de muchas naciones de África y América se ha agrupado en edificios unificados para facilitar su presencia. En el 92 se organizó en sendas "plazas" dedicadas a cada uno de los continentes, y en 2008 se ha optado por los pabellones del África Subsahariana, América Latina y la Comunidad del Caribe.


LOS ESPECTÁCULOS


Los visitantes de la Expo de Sevilla se reunían todas las noches en torno al gran lago de España para disfrutar del "Espectáculo del Lago", una representación multimedia que mezclaba luz, sonido, láser y fuegos artificiales con proyecciones sobre abanicos generados por chorros de agua. Como en el espectáculo del Iceberg de la Expo Zaragoza 2008, el líquido elemento es un escenario de primera para reflejar las actuaciones artísticas.


Además, como sucede ahora, un visitante de la Expo Noche de 1992 podía disfrutar de otras muchas actuaciones nocturnas. El 12 de mayo, por ejemplo, había programados sendos espectáculos de danza en el Palenque y en el Teatro Central Hispano; Plácido Domingo interpretaba piezas de zarzuela en el auditorio, se proyectaba una película rusa en el Cine Expo, y el cantante Francisco actuaba en la Plaza Sony.


Precisamente, el espacio patrocinado por la firma japonesa fue a la Expo 92 lo que el Anfiteatro 43 está siendo a la muestra de Zaragoza: un lugar por el que pasan las grandes estrellas; en el caso de Sevilla, figuras como Chiquetete, Hombres G, La Década Prodigiosa, Ketama, Los Secretos, Hilario Camacho, Mocedades, Alejandro Sanz, Presuntos Implicados, OBK o la Orquesta Mondragón.


Además, la plaza Sony estaba presidida por el 'jumbotrón', una pantalla enorme a través de la que se podían seguir acontecimientos que sucedían en la Expo o fuera de ella, como algunas de las pruebas más destacadas de Barcelona 92. Dieciséis años después, los visitantes de la Expo 2008 siguen acontecimientos deportivos como la Eurocopa... o los partidos más interesantes de los Juegos Olímpicos de Pekín.


LA POLÉMICA CON LAS MASCOTAS


El entrañable pájaro con cresta y nariz multicolor que puso una sonrisa a la Expo 92 nació con polémica. Al menos, así lo pretendió Antonio Mingote, que se retiró del concurso al enterarse de que su angelote con gafas no había resultado el elegido, y después de que se filtrara a la prensa el orden final de las votaciones, en las que no salía bien parado.


En Aragón, el bautizo de Fluvi terminó con algunos invitados lanzándose las viandas a la cabeza. Se convocó una votación popular en la sonó con fuerza el nombre de "Chisla" (gota en lengua aragonesa), pero finalmente la sociedad estatal Expoagua se decantó por la opción de toda la vida y recurrió al latín, para formar el nombre de la mascota a partir de las palabras "flumen vitae" (el río de la vida).


EL PAPEL DE CURRO Y COBI


A pesar del ruido inicial, Curro triunfó como imagen de la Expo de Sevilla. Lo cierto es que gozó de un gran protagonismo desde el principio: no en vano, fue presentado por todo lo alto en la plaza de España de Sevilla en abril de 1989, como si de un fichaje galáctico se tratara.


Durante la muestra, además de estar presente de forma continua, Curro hizo de todo: navegó en moto acuática, selló pasaportes en las tiendas y apareció en 'late shows' de la televisión autonómica. Sin duda, esta omnipresencia contrasta con la discreción que caracteriza a la gota más buscada del recinto de Ranillas. ¿Alguien se imagina a Fluvi a los mandos del Ebrobús o participando en el circuito multiaventura?


LA COMIDA


Es sabido que en Ranillas se puede comer de quiosco, de autoservicio de restaurante caro. Como curiosidad, en el recinto de La Cartuja había nada menos que seis puntos de venta de Telepizza: quioscos, carritos y un restaurante. Hay que recordar que los primeros años noventa coinciden con la fiebre que desató esta cadena española de comida rápida (ya saben, "el secreto...").


Será por la inflación, pero hoy en día estremece el precio al que se podía comer en aquellos restaurantes: por 725 pesetas, uno se llevaba un menú que Incluía pizza, Coca-Cola y helado. Hablando de precios, la entrada de un día costaba 4.000 pesetas, y la nocturna, 1.000.


OTROS DETALLES


En la Expo andaluza, los visitantes también se afanaban por rellenar sus pasaportes con los sellos de los países, como prueba de que habían estado ahí. El personal de la organización vestía con unas llamativas camisolas con los llamativos colores de la bandera rojigualda de España, que contrastan con los tonos menos chillones de la indumentaria blanca y azul de la Expo 2008.


Algunas aparentes innovaciones son, en realidad, viejas conocidas de las muestras internacionales. Es el caso, por ejemplo, del segway, un divertido medio de transporte que utilizan los animadores del pabellón de Aragón, y que ya se vio en el pabellón de Estados Unidos en Sevilla.


Si quiere buscar más paralelismos, no tiene más que pasarse por la web 'no oficial' expo92.es, en la que podrá dar rienda suelta a la nostalgia con fotos, vídeos y recuerdos de los aficionados a la Exposición Universal de Sevilla. Y después, acérquese al recinto de Ranillas y busque conexiones entre los pequeños detalles.