EXPO 2008

Pisando fuerte en Ranillas

La Expo está hecha para ser tocada y pisada. Los visitantes prefiere aquellos pabellones que dan opción a toquitear todo, porque ¿son más divertidos¿ que los que se limitan a ser meras exposiciones.

El pabellón de Acciona es uno de los favoritos de los niños y no tan niños. En él, los más pequeños se tiran por los suelos para intentar andar sobre el agua, o pisar insectos que surgen del suelo. El audiovisual interactivo dura 12 minutos y pasa por cuatro fases diferentes. En la primera, hay que andar sobre el agua, en la siguiente, surge la primavera, y con ella, árboles, flores e insectos. Los visitantes deben pisarlos para que se multipliquen y surjan nuevos colores y formas. En la tercera, hay que atrapar unas franjas de hormigón que representan la evolución de la sociedad. En la última fase todo se estrella y aparece un infierno donde el mundo vuelve a empezar gracias a la lluvia. Este curioso sistema funciona gracias a unos proyectores con infrarrojos que detectan el movimiento de las personas.


En Lituania, pabellón en el que el agua es el elemento fundamental, los visitantes pueden dibujar sobre una capa de agua gracias a una cámara en el techo que posee unos sensores que detectan el calor. En esta superficie, el visitante mezcla con las manos el agua fría y caliente que se vierte en este recipiente. El resultado en un diseño digno de un cuadro abstracto con colores que van desde el azul intenso al rojo fuego. El resultado se imprime en un folio que las azafatas entregan al visitante como recuerdo.


Continuando con los juegos está Arabia Saudí, que ha dedicado una sala a un juego con pantallas táctiles. En ellas, los visitantes deben hacer coincidir seis círculos, y una vez conseguido, pueden ver vídeos del país sobre proyectos medioambientales y energías renovables. “Esta pantalla es solo para tocar y para ver el vídeo, no hay sonidos”, explica Sara, una zaragozana que visita el pabellón junto a su novio Rubén.


Los que más creatividad permiten a sus visitantes son el espacio alemán y la Tribuna del Agua. En el pabellón de Alemania, se puede dibujar con un bolígrafo de agua en sus paredes, y en la Tribuna también puede dejar su impronta todo el que pase por allí, ya sea conferenciante o público de a pie. Carmen Abad es una riojana que ha comenzado a dibujar una sirena en la pared alemana: “Me aburría haciendo la fila y me he puesto a pintar en la pared. Me parece una gran idea porque así te entretienes y la gente puede dibujar varias cosas porque al poco tiempo se borran”, indica esta joven.


Suecia y Suiza son las eternas confundidas, pero en la Expo se han puesto de acuerdo para que su pabellón destaque por sus curiosos suelos. En Suiza, el visitante pisará un terreno poco estable hecho a base de una goma artificial que emula la tierra mojada que rodea a los lagos más importantes del país; mientras que en Suecia se pisa algo mucho más seco, una moqueta blanca de pelo que hace el efecto de un bosque cubierto de nieve.


En el espacio patrio se pueden tocar muchas cosas, por ejemplo, esferas de diferentes materiales para comprobar el grado de calor que cada una emana estando a la misma temperatura. Pero tal vez lo que más llama la atención es un gran bloque de hielo en el que los visitantes dejan impresa la huella de sus manos.


Y no se puede olvidar Aragón, en cuya planta de abajo, y mientras Saura recorre los paisajes de la tierra, muchas otras personas se divierten con las imágenes de agua que se destruyen al pisar sobre ellas.


Además de estos espacios en los que se puede experimentar el tacto, hay muchas otras zonas escondidas donde desarrollar este sentido tan olvidado algunas veces.