EXPO

Suiza, a toda vela

Una gran vela de barco invita a los visitantes de su pabellón a bucear bajo los lagos suizos, antes de beber un vaso de agua clara y refrescante en su bar.

Suiza quiere dejar claro en esta Expo que es mucho más aparte del queso o el chocolate y llega a Zaragoza anunciándose con algunos de sus mayores atractivos, su impresionantes paisajes marcados por el agua. A medida que te acercas a su pabellón, el país helvético te recibe con unas impresionantes vistas, en invierno y en verano, en sus lagos y montañas.


Una vez dentro, junto a un pequeño bar de aspecto minimalista, Suiza presenta los diversos problemas que ha sufrido a lo largo de los últimos años entorno al agua y explica cómo los ha solucionado. Riadas, vertidos, etc. aparecen reflejados, junto con su correspondiente solución, en una pantalla interactiva que funciona con un mecanismo similar al de la cadena del w.c. Cuando se tira de la cadena una vez, se ve la solución al problema y cuando se tira por segunda vez, un pequeño chorro de agua cae desde la pantalla hasta un grifo en la parte inferior, desde donde puede recogerse para beber con el “vaso solidario”, representando que una vez solucionado el problema el agua es optima para el consumo.


La segunda parte del pabellón es una sala a oscuras donde solo puede verse una gigantesca vela de barco que sirve de pantalla de proyección a diversas imágenes acuáticas. La vela forma parte de un ingenioso sistema de refrigeración energéticamente eficiente, alimentado solo por agua, que permite reducir hasta en 10º C el calor del exterior. En el suelo, un compuesto de goma granulada, conforma el contorno del país y acoge unos pequeños asientos para relajarse con la proyección y descansar.


Ya fuera del pabellón, una serie de bocas de incendio acompañan a los visitantes durante su espera para entrar, delimitando la fila. Estas representan el toque rojo y blanco de la bandera suiza, rompiendo un poco con la monotonía del azul, verde y blanco de sus paisajes.

Un uniforme muy especial

Uno de los atractivos del pabellón suizo son los uniformes de sus trabajadores. Paola De Michiel, diseñadora para Hugo Boss durante cinco años, ha creado una vestimenta acorde con el tema de la muestra internacional. Los uniformes, inspirados en las fotografías acuáticas de Michel Roggo están realizados con materiales ecológicos.


De Michael se enorgullece de su trabajo mientras explica todos los detalles del traje femenino. “En la capa superior de la falda se ven los tallos de los nenúfares que flotan sobre el lago y debajo, en una segunda capa, aparecen ya los peces y las algas del fondo”.


El uniforme está lleno de pequeños detalles. El interior del bolso simula el fondo de un lago y el bolsillo de la falda tiene forma de remolino de agua. Sin duda alguna, los veintidós trabajadores del pabellón desfilarán durante estos tres meses como verdaderas obras de arte andantes.