EN PRIMERA PERSONA

“¿No será usted francés?”

La condesa de Bureta despliega todo su arsenal frente al pabellón de Zaragoza con motivo de la celebración del bicentenario de los Sitios.

¿No será usted francés?- pregunta la condesa a un curioso que se acerca al verla vestida de época-. No, no, soy de aquí, responde el señor preocupado ante la mirada de la mujer armada con una bayoneta.


¿Cuál fue su papel en los Sitios de Zaragoza?

Yo estaba casada con el conde de Bureta y en nuestra casa siempre organizábamos tertulias, por eso yo estaba enterada de muchas noticias de fuera. Supe lo del 2 de mayo en Madrid y del avance de los franceses antes que mucha gente.


¿Y qué hizo?

Armé a mis criados cuando me enteré de que avanzaban los ejércitos de Napoleón, hice trincheras con mis carísimos muebles y convertí mi casa en un hospital.


¿Fue muy duro entonces para usted esa época?

Claro, además, mi marido murió y entre el primer y segundo Sitio me volví a casar con Pedro María Ric, que al final fue quien firmó la capitulación de Zaragoza. En esos momentos habían muerto cerca de 50.000 personas en el Sitio, y el tifus sesgaba la vida de cientos de ellos. El segundo Sitio fue mucho más crudo que el primero porque vinieron con muchas más armas y bombas. Hice todo lo que tenía que hacer como mujer, y muchas cosas de hombres. Pero volvería a hacerlo.

¿Qué hizo después de la capitulación?

Me marché a vivir a Cádiz pero volví a Zaragoza donde acabaron mis días en el año 1814. Hay dos versiones de mi muerte, una dice que fallecí de tifus y otra de gangrena.


¿Qué hace ahora en la Expo?

Me han resucitado y estoy aquí para defender el pabellón de Zaragoza, recluto a defensores de la ciudad. Cada uno lo hace a su manera, algunos con su trabajo, otros viniendo al pabellón a tomar tapas, o disfrutando de la Expo que también es una manera de luchar por la ciudad.


¿Le ha dado tiempo de ver el recinto?

Sí, aunque estoy casi siempre aquí para que no le pase nada a Zaragoza, vigilo el pabellón francés, que aunque ya son amigos nuestros, nunca se sabe.


¿La gente le reconoce?

Sí, algunos me confunden con Agustina de Aragón, que es amiga mía. Pero todo el mundo es muy cariñoso y nos tiene mucho aprecio. Se hacen muchas fotos conmigo, y algunos incluso me enseñan sus heridas de guerra. En el patio del colegio han caído muchos, otros en la piscina, y no son pocos que tienen marcas de los muebles de sus casas.


¿Y quién es la persona que está detrás de esta condesa?

Mª Ángeles Parroqué, que forma parte del Teatro Pingaliraina.