EL PABELLÓN DE... YEMEN

Terrazas para defenderse de la sequía y del enemigo

Yemen es un país desértico, pero cuenta con ancestrales e imaginativos recursos. En su pabellón, con un amplísimo espacio dedicado a la venta de artesanía a precios bajos, los yemeníes muestran las técnicas de irrigación que les han permitido sobrevivir durante milenios.

Samuel Negredo (HERALDO.es)

La primera impresión que cualquier visitante recibe en el espacio de Yemen en la Expo es la de pabellón-mercadillo: puestos y más puestos de artesanía. "Mirad esto porque debe de ser lo mejor que hay", apuntaba una señora a sus amigas ante una habitación llena de fotografías turísticas que se encuentra a la entrada.


Un poco más adelante, un cartel dice: "Si compras cuatro bufandas, te llevas una gratis". No esperen grandes tesoros: los objetos de más valor son de exposición, y solo las baratijas están a la venta. Ya lo dicen los señores tenderos al paso de las potenciales clientas: "¡Barato, barato, señora!". Amantes del regateo, bienvenidos.


También puede el visitante tatuarse con henna (pero con mucho cuidado, teniendo en cuenta las recomendaciones del Ministerio de Sanidad) o llevarse en un papel su nombre escrito en árabe; cualquier cosa por cinco euros. Pero esto es la Expo; al fondo del pabellón, siguiendo las flechas, por fin se exhibe algo relacionado con el agua.


Desde la Antigüedad, los yemeníes han habitado en los acantilados y en las montañas en busca de mejores métodos para vivir y escapar del enemigo. Radicados en las alturas, han trabajado duro para fortificar las terrazas una sobre otra. Así, han convertido las montañas áridas en valles fértiles, irrigadas por lluvias estacionadas en canales manuales. Todo esto se explica con medios modestos, pero transparentes: maquetas, fotografías y un par de vídeos.


El lugar turístico más visitado de Yemen, según los organizadores, son las cisternas de Tawilah, construidas en la montaña de Shamsan hace más de dos mil años. Son un conjunto de quince embalses que permiten recoger la escasa agua de lluvia que cae en Adén, y depurarla hasta hacerla apta para la irrigación o el consumo doméstico.


Según explica Nabil Abdulzader, representante del Ministerio de Agua y Medioambiente en el pabellón, hay ciudades que solo disponen de un día de agua al mes. En la exposición se pueden ver imágenes de niños transportando bidones, e incluso de algunos de los trabajos de sensibilización que se llevan a cabo en los colegios, similares a los que se han puesto en práctica en nuestro país. También dan ejemplo de sostenibilidad mostrando en imágenes los jardines de Maqashem, en cuya irrigación se reutilizan aguas grises.


Buena parte del espacio expositivo se dedica a promocionar las maravillas de Socotra, "la mayor isla árabe y un paraíso de la biodiversidad", con santuarios naturales, parques nacionales y otras áreas protegidas, y único lugar donde crece el "árbol de la sangre del dragón".


Conscientes de los placeres de los que gusta disfrutar a los visitantes de la Expo, los responsables del pabellón de Yemen han previsto variadas actuaciones musicales todos los días de la muestra, tanto de percusión como de canto. Además, hay una pequeña tetería donde se pueden probar los característicos dulces hojadrados y una urna en la que los interesados en hacer negocios en Yemen pueden depositar su tarjeta para ser contactados posteriormente.


Vista la variedad de contenidos, el principal problema que se le puede achacar al pabellón de Yemen es de prioridades: la exposición sobre la crítica situación del agua en el país y las interesantes soluciones que se han implantado a lo largo de los siglos queda relegada a dos pequeñas salas situadas al fondo, mientras que las zonas más accesibles y privilegiadas se dedican a usos comerciales, turísticos y empresariales.