EXPO 2008

Expoagua descarta el dragado, pero hay que retirar los restos de la pasarela para navegar

La sociedad pública Expoagua no tendrá que dragar de nuevo el tramo urbano del Ebro, pero sí habrá que retirar los restos de la península de tierra de la Pasarela del Voluntariado con el objetivo de garantizar la navegabilidad hasta Ranillas. Así lo aseguró ayer el primer teniente de alcalde, Fernando Gimeno, quien recordó que las contratistas de los puentes del Tercer Milenio y del Pabellón Puente (Dragados) y de la Pasarela del Voluntariado (FCC) tienen la obligación de restituir el cauce a su estado original.


Este trabajo, que la constructora deberá acometer cuando baje un poco más el nivel del río, requerirá como máximo de dos semanas de trabajo y no entorpecerá las pruebas, según los técnicos consultados.


Con los plazos barajados, la empresa explotadora del transporte fluvial en el río, Turismo Ebro Fluvial, podrá cumplir sus planes de iniciar los trayectos regulares con pasajeros en el fin de semana previo a la inauguración (6 y 7 de junio). Su director, Alberto Frutos, señaló que la primera de las cinco embarcaciones que surcarán el tramo urbano llegará a la ciudad la próxima semana. La plantilla estará una semana haciendo prácticas antes de comenzar los viajes comerciales desde el puerto de Vadorrey hasta el embarcadero de Ranillas, que tendrán una parada intermedia en la ribera del Náutico.


El teniente de alcalde explicó que los permisos de obra concedidos en su día a las constructoras de los puentes establecían la obligación de dejar el río como se lo encontraron, lo que implica "limpiar" el fondo de la tierra y piedras empleadas en las penínsulas para tender las estructuras. "No habrá ningún problema de calado", recalcó Gimeno.


El estudio realizado sobre la profundidad del tramo urbano apunta que los calados no han variado significativamente en los últimos meses a pesar de las crecidas y la construcción de las penínsulas, que modificaron la dinámica del río.


El canal de navegación, intacto


Los resultados constatan que no se han producido arrastres sustanciales de material y que el canal de navegación que se dragó el año pasado se mantiene para el tráfico de las embarcaciones. Su profundidad ronda los 1,10 metros, la que se fijó como necesaria para la flota de la explotadora.


La zona de intervención, en el entorno de la Pasarela del Voluntariado, afecta a un tramo de unos 200 metros de longitud. La contratista retiró a toda prisa la península antes de la crecida de abril, pero aún hay tierra acumulada. En este punto, el calado previo era de 1,10 metros y en la actualidad ronda los 80 centímetros, según se recoge en el estudio realizado.


La línea de transporte fluvial acaba en el embarcadero de Ranillas, por lo que el trabajo de retirada de los restos del pabellón Puente y del Tercer Milenio se demorará sin generar problemas añadidos. De hecho, se prevé encargar una batimetría específica para el tramo de Ranillas.


Dragados comenzó hace dos semanas a cortar con hilo de diamante las pilas provisionales construidas en el cauce para sustentar el tablero del Tercer Milenio, para lo que se tuvo que contratar a buzos.


Fernando Gimeno dejó muy claro que estos apoyos deberán desaparecer por completo del río, incluso los tramos ya cortados que quedan por debajo de la lámina de agua. "No se pueden dejar obstáculos en el cauce", sentenció.


Por otra parte, las pruebas finales de funcionamiento del azud de Vadorrey se han postergado hasta la próxima semana, aunque no afectarán a los planes de explotación. Se pretende esperar a todos los permisos oficiales y a la legalización de la preceptiva conexión eléctrica.