La antigua Flying se convertirá en un hotel residencia

El proyecto origina polémica e inquietud entre los vecinos del local, que exigen que se extremen las medidas de seguridad.

El local que ocupaba la antigua discoteca Flying, donde fallecieron 43 personas en un incendio en 1990, se va a reconvertir en una residencia comunitaria a corto plazo. Tras ocho meses de obras, fuentes de la empresa propietaria, Alto Potala, indicaron que el establecimiento abrirá sus puertas en el plazo de un mes.


La discoteca Flying estaba ubicada en la esquina de las calles de Don Teobaldo y Trinidad, en el barrio de La Magdalena. La sociedad promotora adquirió las instalaciones en el año 2003 a la Junta de Acreedores de la discoteca, que se quedó con las instalaciones. Según informó Alto Potala, al año siguiente se solicitó licencia, que finalmente obtuvo en julio de 2007.


En concreto, según el proyecto, se construirán siete habitaciones en la planta calle, aunque la empresa promotora habla de nueve estudios. En los sótanos, se habilitarán espacios comunes, como una biblioteca, un gimnasio, comedor o lavandería. En total, la superficie de la residencia sería de unos 697 metros cuadrados. El acceso a las habitaciones se producirá por la calle de Trinidad.


Sin embargo, esta obra ha originado bastante polémica en el entorno. Incluso, hay pendiente un juicio entre la comunidad de vecinos del edificio donde se ubica el hotel y Alto Potala por discrepancias sobre cuestiones relacionadas con la obra y la puerta de emergencia del local.


Además, Urbanismo desestimó las alegaciones que los vecinos presentaron al proyecto, y en las que se ponía en duda la seguridad del local por los "antecedentes trágicos que se habían vivido en ese espacio". Alto Potala indicó que uno de los problemas con los vecinos es que rechazan la salida de emergencia pase por su patio, pero subrayaron que esa puerta se utilizará.


Los vecinos continúan mostrando su inquietud por los medios de evacuación del nuevo hotel residencia y las precauciones que se tomarán en ese sentido. "Pasamos mucho con la discoteca, estuvimos a punto de morir y, ahora, queremos que todo se realice con la mayor cautela posible", apuntó uno de los residentes de la zona que prefirió guardar el anonimato ante la tensa relación que se ha creado entre la empresa propietaria y los vecinos.


De hecho, gran parte de ellos todavía recuerdan la trágica noche del 14 de enero de 1990, cuando se produjo el incendio en la discoteca. "Nos salvamos de milagro. Pusieron los cadáveres en la acera. Fueron unas horas horribles. Hay gente que todavía tiene que ir al psicólogo", explicó otra de las vecinas de la zona.


Según precisaron fuentes municipales, de momento, el proyecto presentado cumple con la normativa de seguridad establecida. Precisamente, por eso, se desestimaron las prescripciones de los residentes. Las mismas fuentes sí que reconocieron que se han atendido parcialmente las alegaciones que presentó el convento del Santo Sepulcro (anexo también a la nueva residencia), por la apertura de una ventana.


No obstante, recalcaron que, una vez acabada la obra, la empresa tendrá que pedir al Ayuntamiento la licencia de actividad y, entonces, se llevarán a cabo las inspecciones necesarias para comprobar que los trabajos acometidos coinciden con el proyecto que aprobó Urbanismo.