ZARAGOZA

Condenado a 3 años de cárcel el joven que causó dos muertes en una carrera ilegal

El Tribunal Superior de Justicia de Aragón, condena, por otra parte, al primo del principal acusado, quien conducía el segundo vehículo implicado en la carrera ilegal, la medianoche del 17 de julio de 2005 en el Camino de las Torres y que acabó con dos muertos y dos heridos graves.

Un joven de 22 años ha sido condenado por un juzgado de lo penal a tres años de cárcel y a pagar en indemnizaciones 230.000 euros como responsable de provocar un accidente de tráfico en una calle de Zaragoza, cuando disputaba una carrera ilegal con otro vehículo, en el que hubo dos muertos y dos heridos graves.


Junto a Javier G.G., de 22 años, en la sentencia, hecha pública por el Tribunal Superior de Justicia de Aragón, se condena también a 18 meses de prisión a Diego G.G., de 21 años y primo del anterior, por un delito contra la seguridad del tráfico, que conducía el segundo vehículo implicado en la carrera ilegal, la medianoche del 17 de julio de 2005.


El juez considera probado, a tenor del testimonio de varios testigos protegidos, que ambos jóvenes se pusieron en paralelo a la altura de un semáforo en rojo situado en el acceso al Puente de la Unión e iniciaron una carrera a más de 120 kms/h que llevó a uno de ellos a perder el control de su coche. En su resolución, el tribunal considera que la conducción de ambos resultaba "alarmante para cualquiera, con un riesgo elevado de siniestrabilidad; en definitiva, con una temeridad patente para terceras personas".


El juez imputa a Javier G.G., un delito contra la seguridad del tráfico, dos de homicidio por imprudencia grave y otros dos de lesiones, así como a pagar las indemnizaciones, de las que hace responsable subsidiario a su padre y directo a su compañía aseguradora, que las ha consignado en su mayor parte.


En el apartado de hechos probados, la sentencia relata que ambos, uno con un Opel Vectra y el otro con un BMW, situaron sus vehículos en paralelo en un semáforo en rojo, en la confluencia de la calle Cosuenda con el Puente de la Unión, y, al cambiar a verde, aceleraron hasta superar los 120 kms/h, para dirigirse al Camino de las Torres, una vía con la velocidad limitada a 50 kms/h.


A la altura del Pabellón Deportivo Municipal Alberto Maestro, el vehículo que conducía Javier G.G. perdió el control al ser adelantado por el de su primo, saltó la mediana y se empotró contra el turismo en el que viajaban, en dirección contraria, las cuatro víctimas.


En la sentencia, en la que se destaca el testimonio de unos testigos protegidos, el juez descarta que se encontraran casualmente, como declararon en el juicio, y asegura que el hecho de que situaran sus vehículos en paralelo y salieran simultáneamente del semáforo revela que se habían puesto de acuerdo para competir. "La forma de conducir de los acusados -añade-, más del doble de lo permitido, supone un incumplimiento de los más elementales deberes de prudencia exigible en la conducción de un vehículo".


Considera, además, que ambos jóvenes se retaron previamente para circular a gran velocidad por las calles de Zaragoza "con manifiesto desprecio al resto de la circulación". "La intensidad y magnitud del tráfico automovilístico en las sociedades industrializadas -asegura el juez- ha determinado que la seguridad vial se configure como uno de los intereses más relevantes para la seguridad colectiva, y de ahí la necesidad de responder penalmente ante comportamientos insolidarios que son creadores de riesgos socialmente inaceptables".