ZARAGOZA

Guerra a las palomas en la Aljafería

Las Cortes acaban de poner en marcha un sistema novedoso para capturar y controlar la población de aves, que podría rondar las 9.000, y que ensucian las fachadas del palacio y dañan su estructura

Guerra a las palomas. Las Cortes de Aragón se han propuesto acabar con la plaga de aves que ensucian constantemente las fachadas del palacio de la Aljafería y dañan su estructura monumental. Después de haber llevado a cabo un plan de choque hace un par de años, la institución acaba de contratar un novedoso sistema de control y captura para intentar reducir al máximo la colonia de estas aves que se ha reproducido desde entonces y, según el último censo realizado, podría situarse entre 6.000 y 9.000 ejemplares.


Por 21.000 euros, la empresa zaragozana Plaga Stop se encargará de supervisar las labores de control durante un plazo de dos años. Utilizará un método novedoso y poco agresivo con las aves, que ya ha estado probando en los últimos meses en el palacio. Se trata de instalar jaulas trampa, con entrada y salida, en las que se ceba con granos de maíz a las palomas. Pasados unos días y, una vez estas se han acostumbrado y confiado, se procede a cerrar las mismas y las aves que han sido cazadas se retiran de forma periódica. Estos ejemplares se utilizan después para actividades de cetrería o entrenamiento de rapaces.


Desde diciembre a finales de enero, la compañía instaló doce jaulas distribuidas en otros tantos puntos de la Aljafería, como la capilla de San Martín, el tejado del hemiciclo y de la zona de Presidencia o el propio Salón Dorado.Y en apenas cuarenta y un días, capturó más de seiscientas aves. Cada semana se recogieron de media unos ochenta y seis ejemplares. Además de las jaulas-trampa, en la Aljafería hay también instaladas redes, que apenas son visibles.


La compañía recomienda en su informe preliminar " un mantenimiento continuado de las capturas, ya que la población de palomas es muy abundante". De hecho, calcula que si se mantiene el ritmo actual, harán falta hasta cuarenta y seis meses (cuatro años) para reducir la población por debajo del umbral de lo que se considera plaga.


No obstante, los técnicos de Plaga Stop aseguran que es pronto aún para establecer conclusiones, ya que la monitorización de las palomas requiere un estudio más prolongado en el tiempo. Para hacer estas proyecciones, recurren a la estadística y tienen en cuenta tanto la mortandad, como la reproducción (las palomas suelen realizar tres puestas al año de dos huevos cada una). Por eso, quieren esperar a que pasen los meses de verano, que darán la pauta para calcular mejor la tasa de natalidad. Frente a otros métodos como la simple instalación de pinchos en las azoteas o la utilización de sistemas eléctricos que repelen a las aves, "que lo único que hacen es trasladar el problema de un lugar a otro", el de capturas resulta eficaz para controlar la población. "Y es también más respetuoso con las palomas que otros como pequeñas cámaras de gas con cebo o cañones con mallas", tal y como señala el gerente de Plaga Stop, Raúl Codonal.


Una vez han sido atrapadas, las aves se llevan primero al Instituto de Salud Pública, para conocer en qué estado se encuentran. Según Codonal, los ejemplares que se recogen en Zaragoza suelen estar "muy mal", con patas o alas rotas y muy bajos de peso. "Hay poca comida y muchos individuos y por eso son agresivas", destaca. De ahí, se trasladan a la Base Aérea, donde hay una empresa de cetrería que se encarga de entrenar a las rapaces que ahuyentan a otro tipo de aves para evitar incidentes. Algunas palomas se utilizan como alimento y otras para entrenamiento. Otras , incluso, se entrenan como mensajeras.