SANIDAD-ARAGÓN

Decenas de pacientes en los pasillos del Servet en la peor jornada de colapso de Urgencias

Los trabajadores denuncian que la saturación es total y que ayer había 104 pacientes en espera. Hubo que desnudar y limpiar a muchas personas en salas comunes, y una de ellas falleció en un box tras varios días.

El servicio de Urgencias del hospital Miguel Servet era ayer la viva imagen del hacinamiento. En unas instalaciones que fueron concebidas para tener, como mucho, 63 pacientes en espera, llegó a haber hasta 104 que aguardaban a poder ocupar una cama en alguna planta o sus resultados, unas 90 según el hospital.


En las tres salas de observación, con capacidad para unos 20 pacientes cada una, hubo durante buena parte del día 23 personas (sala 1), 24 (sala 3) y hasta 29 (sala 2). En alguna de estas estancias la situación era más que complicada, ya que, como pudo comprobar este periódico, en escasos metros había que limpiar las bacinillas de algunos pacientes, desnudarlos para prepararlos o darles de comer.


Como aquí era físicamente imposible meter a más pacientes, el resto iban quedando en el pasillo. Allí, hace ya semanas que se utiliza un recodo a modo de sala de observación en el que incluso se han pegado pegatinas en las paredes para delimitar el lugar de cada paciente. Esta zona es conocida ya, de hecho, como la cuarta sala de observación.


Pero la situación que se ha vivido estos días ha sido tal que en el pasillo se ha tenido que habilitar un segundo espacio para ir dejando estas camas cruzadas, y que hace las funciones de una quinta sala. Allí, solían estacionarse pacientes en silla de ruedas, pero en los últimos días hay camas e incluso sillas para los familiares.


En ambas, en pleno pasillo, había ayer 20 pacientes pendientes de quedar ingresados y otros 15 a la espera de resultados, en ocasiones, acompañados por sus respectivos familiares. Además, la gente seguía llegando al hospital para ser atendida.


Una de las situaciones más tensas de la jornada se vivió en los boxes, muchos bloqueados con pacientes. En concreto, en uno de los de aislamiento falleció una persona que llevaba allí varios días. El personal sanitario denunció que, independientemente del pronóstico del paciente, no se hubiera podido encontrar una cama.


"Esto no tiene nombre"

"Lo que hemos vivido aquí desde el martes no tiene nombre. Estamos totalmente desbordados. Nunca habíamos tenido que hacer frente a este colapso", denunciaron varios trabajadores.


Sobre todo, destacaron que no hay una patología que haya provocado esta situación, que se ha convertido en "habitual", en el servicio. "No hay camas libres en planta porque las que habría disponibles se destinan a cirugías. La lista de espera quirúrgica le duele más al Gobierno, y por eso la priorizan", concretaban.


Si los pacientes llegan a Urgencias y necesitan quedar ingresados pero no hay espacio en las plantas, van quedando 'aparcados' allí, en las salas de observación, donde pueden pasar hasta tres o cuatro días. Si se llenan estos espacios, se recurre a los boxes y a los pasillos.


Además, la planta 10, que últimamente se utilizaba como colchón para ir subiendo a estas personas estaba ayer al límite, y no había opción de trasladar a más pacientes.


De momento, el martes por la tarde se subió a 60 personas a planta, haciendo un esfuerzo por habilitar espacios y dar más altas.


Además, el hospital planteó comenzar a posponer cirugías para poder contar con más camas y agilizar la salida de enfermos.


Carta de los adjuntos

La situación lleva varias semanas agravándose y, a principios de año, todos los adjuntos del servicio (más de 30) firmaron una carta que enviaron a la Dirección y a la Gerencia en la que reflejaban, entre otras cosas, la sobrecarga asistencial. Ayer aseguraron que incluso hay bajas por ansiedad y depresión entre los trabajadores.


El personal insistió ayer en que es "inhumano y vejatorio" trabajar así, "sobre todo por los pacientes". Por una parte, porque no existe ninguna intimidad y, por otra, porque esta saturación hace que incluso haya dificultades para encontrar todo el material que sería necesario.


"Ayer, en algunas salas de observación, la condensación de pacientes era tal que había que limpiar una cama al fondo y no llegábamos. Tendríamos que haber quitado el resto para poder acceder", comentaban con impotencia algunos sanitarios.