Carlo Ratti: "Nuestro pabellón será un manifiesto de la arquitectura digital"

El prestigioso Instituto Tecnológico de Massachussetts será responsable del edificio que unirá la Expo 2008 con La Milla Digital. Diarios como "The New York Times" se han hecho eco de la noticia y destacan la originalidad de la obra.

Nunca el agua y la tecnología estuvieron tan unidas. Carlo Ratti (Turín, 1971) es director del laboratorio SENSEable, perteneciente al Departamento de Estudios y Planificación Urbana del prestigioso Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, en sus siglas en inglés). El estudio que encabeza este arquitecto está detrás del pabellón de agua digital, la última gran sorpresa de la Expo, que resulta de este modo definitivamente unida con el futuro de la ciudad y su Milla cibernética. Precisamente, fruto de la colaboración del MIT con el desarrollo de esta área urbana nace el edificio que quiere marcar un hito en la gestión del agua y el contacto del hombre con este elemento.


La tecnología que han desarrollado permite representar imágenes y mensajes en una cortina de agua. Al eliminar la barrera psicológica que suponen los aparatos artificiales, ¿resulta la experiencia más inmersiva y natural?

Sí, y además creo que en los próximos años veremos muchos esfuerzos para llevar la tecnología digital a soportes tangibles y físicos. Por decirlo de otra forma, el próximo reto de la arquitectura es fundir los átomos con los bits.


Han estudiado dos medios para que los visitantes interactúen con el agua: mediante sensores y enviando mensajes a través de dispositivos móviles. ¿Serán factibles ambos en un entorno tan concurrido como el que se espera en la Expo?

R.- Las pruebas que hemos llevado a cabo muestran que sí. Los sensores se han vuelto muy precisos y económicos en los últimos años. De todos modos, aún estamos desarrollando la implementación final. El público no podrá cruzar la cortina de agua por todos los puntos, así que algunas partes funcionarán ininterrumpidamente.


En un contexto de grandes edificios, sorprende la reducida escala del pabellón.

La interacción humana es una de sus razones de ser, y de ahí se deriva el tamaño.


El proyecto inicial presentaba algunas dudas sobre la funcionalidad del techo móvil. ¿Han conseguido despejarlas?

Sí, se podrá caminar sobre él cuando esté en la posición inferior gracias a unos apoyos de neopreno que se situarán debajo. Está previsto que descienda cuando sople el viento, con el fin de minimizar las salpicaduras. Con este edificio queremos sentar las bases de la arquitectura digital: una arquitectura que es interactiva y que responde a la gente y a las condiciones medioambientales. Por esta razón pensamos que sería importante que el pabellón desaparezca completamente cuando no esté en uso.

Control hasta la última gota


El uso de agua con fines ornamentales suele despertar recelos. ¿Cómo han planteado la sostenibilidad en este aspecto?

Nos gustaría que el pabellón marcara un hito en la gestión del agua, mostrando cómo se controla hasta la última gota. Gran parte del consumo mundial de este líquido se debe a la utilización ineficiente de las infraestructuras y al mal estado de la red de suministro.


¿Cómo se va a concretar este principio?

Toda el agua que se utilice en el pabellón será reciclada. Se pierde una cantidad muy pequeña debido a la evaporación, como sucedería en una fuente, pero la utilizamos para refrescar el edificio, y por tanto reducimos el consumo energético. Es un sistema natural de refrigeración, muy arraigado en la arquitectura tradicional española y contemplado también en otros edificios de la Expo.


¿Y funcionará en el cálido y seco verano de Zaragoza?

El sistema se viene utilizando desde hace siglos: las gotas de agua se evaporan y enfrían el ambiente. En la actualidad, la tecnología digital nos permite crear sistemas mucho más sofisticados, que utilizan la exactamente cantidad de agua que se necesita.


¿Qué futuro le espera al pabellón después de la Expo?

De hecho, lo hemos diseñado pensando en la etapa posterior a 2008. Funcionará como punto de información sobre La Milla Digital y será un espacio donde descansar antes de encaminarse hacia el pabellón-puente de Zaha Hadid.


¿Cree que la cafetería contribuirá a mantener el pabellón con vida?

Sí, la idea es que esté abierta casi todo el tiempo y que se dirija a un público local e internacional simultáneamente.


Su equipo desarrolló una propuesta anterior que consistía en un parque para la Puerta Sur de la Expo. ¿Puede entenderse como un precedente de lo que ahora conocemos?

Fue una propuesta que desarrollamos para el Ayuntamiento y para la Expo. En cierto modo, el pabellón es una versión más factible de ese diseño inicial.

Entorno urbano


Hitos arquitectónicos como los de Gehry o Calatrava han atraído la atención internacional hacia ciudades emergentes como Bilbao y Valencia, pero ¿dónde queda la calidad de vida de los residentes?

Aunque un diseñador ha de comenzar siempre considerando las necesidades de la población local, también debería aspirar a crear edificios que sean capaces de "hablar", como diría Ruskin. Hoy en día, las construcciones deben dirigirse a una audiencia global.


Muy diferentes arquitectos van a dejar estampada su firma en la Expo y su entorno. ¿Quedará bien una mezcla tan heterogénea?

No conozco a fondo el conjunto de la Expo, pero he visto al detalle algunos proyectos concretos y me parecen apasionantes.


Este no es el primer trabajo que desarrolla para Zaragoza. ¿Se ha implicado activamente el Ayuntamiento en la búsqueda de la innovación?

Hemos trabajado con muchas ciudades recientemente, pero creo que Zaragoza es una de las más apasionantes y prometedoras.


¿Veremos algún día en nuestras calles la parada de autobús futurista que diseñó su equipo para Zaragoza?

Esperemos que sí. Estamos ultimando un acuerdo de investigación con JC Decaux, que es la concesionaria del mobiliario urbano. Con un poco de suerte, habrá instalados algunos prototipos para la Expo.