Raquel Galicia: "Ya no llevo flores, pero doy energía a miles de oferentes"

Las manos de Raquel y las de su familia amasan el desayuno pilarista por antonomasia en la limpísima cocina de la churrería La Fama, en la calle de Prudencio, a escasos dos minutos a pie del pedestal en el que aguarda la Virgen. Esta exbailadora de jota encarna la nueva generación de un negocio forjado por dos mujeres.

Raquel, ataviada con el cachirulo propio de estas fechas, sonríe tras una de las inmensas montañas de churros que caracterizan a La Fama. La imagen está tomada desde la calle, a través del ventanal que emplean para despachar docenas y docenas del manjar que prepara la familia desde 1949.
Raquel, ataviada con el cachirulo propio de estas fechas, sonríe tras una de las inmensas montañas de churros que caracterizan a La Fama. La imagen está tomada desde la calle, a través del ventanal que emplean para despachar docenas y docenas del manjar q
Oliver Duch

La churrería La Fama tiene nombre femenino, pero su ADN de mujer va mucho más allá. Este icónico negocio ubicado en el número 25 de la calle de Prudencio, a tiro de piedra de la plaza del Pilar, está regentado por María Jesús y Mariví, dos epilenses que encuentran un relevo inmejorable en las manos de Raquel Galicia, quien pone tanto mimo y esmero en su trabajo como lo siguen haciendo las ‘generalas’ de esta empresa familiar.

Las Fiestas del Pilar son un momento muy especial para un establecimiento de este calado. "Son unos días de mucho, de muchísimo trabajo, pero lo afrontamos de muy buena gana. Son fechas muy especiales para la ciudad, pero sobre todo para nuestros clientes más fieles, que el día de la Ofrenda vienen de propio a saludarnos y a enseñarnos lo guapos que están con sus trajes", indica Raquel.

El churro, o más bien los churros (¿acaso es posible comerse uno solo?), es el alimento oficioso para todo pilarista que se precie. Pero sobre todo para aquel que cada 12 de octubre se viste de los pies a la cabeza a la antigua usanza. "La Ofrenda empieza aquí, con un desayuno en condiciones para afrontar un día tan importante. Aunque, en realidad, he de reconocer que para un buen puñado de nuestros clientes esa Ofrenda empieza muchas horas antes, ya que no pocas cuadrillas de diferentes pueblos cercanos peregrinan durante toda la noche previa y tienen esta churrería como su punto de encuentro inamovible. Vienen cada año de Alfajarín, San Juan de Mozarrifar, Villanueva de Gállego... los esperamos con los brazos abiertos y unos churros recién hechos", rememora con una sonrisa.

El amasar, freír, cortar, azucarar y servir tienen ocupada a esta churrera durante toda la jornada. Por tanto, le resulta imposible participar en la Ofrenda: "Llevo ya veinte años trabajando en la churrería y otros tantos sin vestirme de baturra para entregar mi ramo de flores. Pero, pese a ello, me siento una parte más de la Ofrenda porque desde aquí damos energía a los oferentes. Además, estamos en un punto privilegiado de la ciudad, ya que desde nuestro local vemos pasar esa enorme riada de personas vestidas para la ocasión, desde el grupo más madrugador hasta los últimos que acercan su ramo", apunta Raquel, quien, aunque lo reconoce con discreción, lo cierto es que no era una más en la Ofrenda: "Antes formaba parte del grupo de folclore Baluarte Aragonés y bailar jotas a los pies de la Virgen era un momento del año muy especial".

En la actualidad, su visita a la Virgen es bastante más breve: "A mediodía, cuando cerramos el negocio y nos vamos a casa a ducharnos y cambiarnos, aprovecho para escaparme un momento a la plaza del Pilar y así poder ver el manto de flores".

Eso sí, no es su único careo del mes de octubre con la patrona de la Hispanidad: "A lo largo de los días siguientes tenemos todo el tiempo del mundo para verla con tranquilidad. Es la suerte que tenemos al trabajar justo al lado".

Entretanto, le toca sobrellevar unos días de especial estrés y aguantar a esas hordas de trasnochadores que buscan enderezar el estómago al punto de la mañana. "Sí, nos toca lidiar con algún que otro juerguista que viene un poco pasado de rosca, pero igual que lo de no participar en la Ofrenda, es algo con lo que contamos desde antes de que arranque el pregón y que en cierto modo va con esta profesión", explica.

El secreto del churro perfecto

La churrería y chocolatería de la calle de Prudencio es una de las más frecuentadas y recomendadas de la ciudad. Es parte de su acervo comercial e, incluso, cuenta con una página de fervientes seguidores en la red social Facebook.

La buena ubicación y lo logrado de su producto son los principales motivos de este éxito, pero, ¿guardan los trabajadores alguna receta secreta que pase de generación en generación? "¡No hay ningún secreto! –asegura esta zaragozana–. Pero sí es cierto que mimamos mucho cada tanda que preparamos, cambiamos el aceite de oliva muy a menudo y, sobre todo, tenemos siempre la cocina y el resto del local más que limpio... ¡reluciente! Lo mismo que nuestra ropa, en la que es difícil encontrar una mancha".

La mejor demostración de que Raquel cree en su trabajo es que ella misma lo consume a diario. "Todos desayunamos churros todos los días... eso sí, ¡los acompañamos con chocolate solo en los días especiales!".

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