Elena Casaña: "Disfruto las fiestas al ritmo que marcan mis hijos"

La ganadora del Premio Extraordinario del Certamen de Jota de 2017 no va competir este año. Disfruta de las fiestas a través de los ojos y las sensaciones de sus dos hijos.Pero no se perderá ni la Ofrenda ni el concierto de Manolo García.

La cantadora Elena Casaña, en el Teatro Principal de Zaragoza, el templo jotero por excelencia aunque desde hace unos años no se celebre allí el Certamen de Oficial
La cantadora Elena Casaña, en el Teatro Principal de Zaragoza, el templo jotero por excelencia aunque desde hace unos años no se celebre allí el Certamen de Oficial
Oliver Duch

La cantadora de jota Elena Casaña nació en Albalatillo (Huesca) hace 39 años, y allí vive junto a su marido, Javier. Con él, buen bailador, llegó hace años a un pacto: ninguno de los dos enseñaría su disciplina al otro. "Conmigo no es que fuera a tener mucho trabajo –bromea–, es que no iba a poder enseñarme». La pareja es ejemplo de resistencia contra la despoblación, y sus hijos, los gemelos Álex y Lucas, de seis años, ayudan a mantener abierto el colegio, al que acuden siete chavales. "Albalatillo no se me hace pequeño, al contrario", presume. Elena Casaña es técnico ambiental en Monegros y se ocupa del control del agua de boca en la comarca. Pero aunque es conocida por su profesión, aún lo es más por su afición. Elena Casaña es una de las mejores cantadoras de jota, y el año pasado ganó el Premio Extraordinario en el Certamen Oficial de las Fiestas del Pilar. "Era un reto para mí –señala–. Ya había ganado el Ordinario y el nacimiento de mis dos hijos me hizo abandonar las competiciones. Un certamen es mucho trabajo, mucho sacrificio, físico y mental, y no siempre puedes dedicárselo.Pero en la vida solo aprendes cuando te impones retos. Y yo quería ganar el Extraordinario. Así que me presenté».

Las fiestas del Pilar del año pasado fueron, pues, muy especiales. "Yo no sé cómo se gana un certamen, pero sí sé cómo se disfruta. Salí al escenario a disfrutar».

Acaba de terminar su ‘reinado’, echa la vista atrás, y no se ve ni mejor ni peor. "El premio no me ha cambiado. Un premio, por importante que sea, no te hace cantar ni mejor ni peor. Hay cantadoras que no tienen el Extraordinario y son fantásticas, quizá mejores que las que lo tenemos».

Este año va a disfrutar más aún de las fiestas. "Las he ‘descubierto’ quizá un poco tarde –relata–. De joven, aunque estudié en Zaragoza, me ‘llamaba’ más Huesca, aunque recuerdo que un año me escapé con mis amigos de Albalatillo y nos vinimos a celebrarlas. Ahora me gusta todo: el ambiente que hay en las calles y el tapeo, sobre todo. Yo las vivo intensamente desde el día del Pilar... y hasta que el cuerpo aguante».

Aunque no compita, como ha ocurrido este año, es fija en el patio de butacas de la sala Mozart para asistir al certamen. Algún año tiene alumnos en competición. Da clases en Albalatillo a 22 personas de todas las edades. Le gusta la jota "pura, sencilla y elegante», y es la que intenta transmitir a sus alumnos. "No tengo mucho tiempo libre, pero no sé decir que no y cuando me propusieron dar clases acepté. Desconozco si soy buena profesora y tampoco busco crear campeones. Me da igual enseñar a jóvenes o mayores, a voces que pueden llegar lejos o a otras que no. Lo único que pido es trabajo. Hago un esfuerzo grande para dar clases porque, si no las diera, estaría muy bien con mis hijos. Y por eso pido a mis alumnos que se esfuercen también. Y, si no, se acaba la cosa».

El Certamen se celebra el primer fin de semana de las fiestas, y el siguiente hito en el calendario particular de Elena Casaña es, lógicamente, la Ofrenda.

"El primer año que participé fue en 2006, cuando gané el Ordinario. Y es que soy del grupo Aires Monegrinos, y todos los años teníamos actuaciones el mismo día del Pilar, normalmente en Cataluña, y eso nos impedía participar en la Ofrenda. A mí me encanta, y desde que nacieron mis hijos no me la pierdo».

Por lo demás, disfruta las fiestas "al ritmo que marcan mis hijos». "Antes eran todo noche, noche, noche; y ahora son día, día día –asegura–. Nos estudiamos la programación infantil y elegimos lo que más les puede gustar. Y, lo demás, a la calle».

Y algún que otro concierto, como el de Manolo García, que no se lo va a perder.

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