Ara Malikian: "Sigo practicando tres horas cada día, viaje o no"

El músico libanés de origen armenio acaba de ser nombrado hijo adoptivo de Zaragoza. Actúa mañana en el pabellón Príncipe Felipe (21.00).

Ara Malikian regresa mañana al pabellón Príncipe Felipe, que ya llenó en 2016.
Ara Malikian regresa mañana al pabellón Príncipe Felipe, que ya llenó en 2016.
Guillermo Mestre

La gente sonríe cuando sale de sus conciertos. ¿Es verdad que no hay mejor premio?

¡Es verdad! Estoy muy agradecido a la música y al público por generar eso. Esta gira, que acaba ahora, ha sido increíble. La gente responde muy bien durante las dos horas y media de espectáculo, y es verdad que me dicen eso de que se van felices, así que solo queda mirar hacia adelante y seguir aprendiendo cada día.

¿Aún se sorprende sobre un escenario?

Sí. Cada concierto es un mundo nuevo. En esta gira he conocido por primera vez muchos lugares y países, y eso hace más natural la sorpresa. Es combustible para lo que viene: nuevo disco, otra gira el año próximo… no hay tiempo, y menos mal que no lo hay, para relajarse. Si uno se queda quieto y se acomoda, la caída es rápida. Lo que más me inspira son las vivencias, conocer otras culturas o profundizar en las que ya creías conocer.

¿Qué le dice su violín de tres siglos cuando charlan a solas?

Me agradece que no lo saque mucho (ríe) porque no lleva bien los viajes, los cambios de temperatura y el trajín. Lo utilizo para los acústicos; en gira, al estar amplificados, uso violines más robustos. El viejito es frágil, se queda a gusto en casa; se lo ha ganado.

Hablando de cuidarse, ¿cómo hace usted para desplegar ese torrente de energía?

Hay que cuidarse, ya no tengo veinticinco años, sino el doble, y los conciertos demandan buena condición física. La técnica hay que cuidarla con idéntica atención; sigo practicando tres horas cada día, viaje o no.

¿Se ha planteado ampliar sus incursiones en el cine, tanto en papeles puntuales como en las bandas sonoras?

No me faltan tablas, pero no he estudiado arte dramático y respeto mucho a los profesionales como para considerar una carrera actoral. Puedo hacer de mí mismo, de violinista como en ‘Kamikaze’ o ‘The Promise’, pero eso es todo. ‘The Promise’ fue especial, porque el tema que aborda es el genocidio armenio ocurrido hace un siglo; es una tragedia olvidada, que se ha tapado sistemáticamente desde los poderes fácticos y económicos. Golpeó con violencia a mi pueblo y directamente a mi familia; formar parte de esa película fue un honor. Las bandas sonoras requieren mucho tiempo y mis prioridades actuales son los conciertos y las giras. Cuando ya no pueda viajar tanto y mis dedos ya sean menos ágiles, será una opción interesante.

El año que viene va usted al Royal Albert Hall londinense...

Mi ilusión es la misma en un pueblo o en ese magnífico escenario, aunque evidentemente haga ilusión. Se está diseñando la gira del 2019, hay cada vez más fechas, y espero que sea espectacular.

Zaragoza le ha hecho hijo adoptivo. Eso es un lazo mayúsculo.

Me emocioné el día de la ceremonia. Siempre he dicho que soy de todas partes, pero ya soy un poquito de aquí. Tengo lazos afectivos y laborales desde hace tiempo, pero esto es un paso más.

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