Un año más, las Fiestas del Pilar se viven por todo lo alto. Sobre todo si se opta por sobrevolar la ciudad a bordo de un globo aerostático. Desde este pasado miércoles y hasta el sábado 13 de octubre, alrededor de 40 personas surcarán el el cielo zaragozano en los distintos viajes que estas aeronaves realizan durante estos días en la capital aragonesa.

Durante una hora, los pasajeros tienen la oportunidad de recorrer la ciudad desde otra perspectiva, a una altura de hasta 1.000 metros. La experiencia (cuyo  precio es de 175 euros) no solo consiste en el vuelo y dura casi cuatro horas horas, entre las fases de hinchado, viaje, aterrizaje, celebración y regreso. La actividad comienza temprano, al amanecer, ya que es el momento del día en que se dan las condiciones óptimas para navegar.

Los vuelos dependen por completo del viento. “Vamos a la deriva y lo único que se puede hacer, como a veces en altura hay distintas capas, es corregir la dirección y dirigirse a zonas que interesan más o evitar otras restringidas”, explica Javier Tamo, primer piloto y director de operaciones de Globos Boreal.

En el primer vuelo de esta semana festiva, el viento, que todo lo marca en la capital del Ebro, ha obligado a desplazarse hacia las afueras de la ciudad porque “aunque era suave, la dirección no era muy conveniente y nos llevaba hacia al aeropuerto y otras zonas restringidas”. “Generalmente, contamos con dos puntos para despegar, en función del viento, que mayoritariamente aquí sopla del norte hacia el sureste, a lo largo del río, aproximadamente. Y también al contrario, desde el sureste al noroeste”, añade Tamo.

Si el tiempo no lo impide, los viajes en globos -ya completos, a razón de unos 10 pasajeros por viaje-, se prolongarán hasta el próximo sábado. El piloto señala que “solo se hace un vuelo al día debido a que los aparatos que empleamos son muy grandes y conviene volar en las mejores condiciones, que se dan al amanecer”

Tamo ha sobrevolado Zaragoza en muchas ocasiones a lo largo de su carrera: “Hace años, también veníamos mucho para navegar con globos publicitarios durante las fiestas del Pilar. Despegaban 10 o 12 y había mucha actividad en este sentido”, recuerda este avezado piloto que acumula más de 4.000 horas de vuelo y seis campeonatos de España de Aerostación.

Para quienes no hayan experimentado todavía la sensación de dejarse llevar a merced del viento en este medio aéreo, Tamo señala que “aunque existe una reticencia habitual, que es el vértigo, las cosas que vuelan no lo producen, ni poco ni mucho. Te puede dar al subirte a un tercer piso y asomarte a la ventana pero al viajar en globo, avioneta, ultraligero o parapente, en cuanto despegas del suelo, no existe esa sensación. Si no, tampoco podríamos montar en aviones comerciales. Lo que se puede sentir es una sensación de intranquilidad, hay quien tiene miedo y no se subiría por nada del mundo pero lo que se dice vértigo, no da. Muchos vienen con un poco de miedo pero enseguida se les pasa y disfrutan a tope”, asegura.

En los próximos días, los paseos aéreos seguirán su rumbo por la ciudad. Mientras el viento sople a favor, las personas que viajen a bordo podrán acariciar en su vuelo las torres de la basílica de Nuestra Señora del Pilar, así otros monumentos y lugares destacados de Zaragoza.

- Consulta el programa de las Fiestas del Pilar en HERALDO OCIO