Condenado un exbancario por quedarse con casi un millón de euros de seis octogenarios

Popular Banca Privada ya indemnizó a varios perjudicados y la Audiencia Provincial de Zaragoza la declara responsable civil subsidiaria.

Audiencia Provincial de Zaragoza
El juicio se celebró el 27 de septiembre en la Audiencia Provincial de Zaragoza.
Heraldo.es

La Audiencia Provincial de Zaragoza ha condenado a Francisco Javier Calvete Val a un año y medio de prisión como autor de un delito continuado de estafa del que fueron víctimas seis clientes suyos cuando trabajaba en Popular Banca Privada. Los perjudicados son casi todos octogenarios que confiaron en él para que invirtiera sus ahorros. La relación profesional que entablaron se mantuvo durante años, ya que lograba engañarles con informes ficticios de sus cuentas.

De los seis perjudicados en la causa juzgada la semana pasada en la Audiencia zaragozana, cinco han sido resarcidos totalmente por Popular Banca Privada, pero el acusado deberá pagar a una sexta víctima 352.646 euros, cantidad de la que responderá subsidiariamente la entidad bancaria, absorbida hace casi un año por el Santander. Francisco Javier Calvete deberá, a su vez, indemnizar a su antigua empresa con 943.203 euros, que es la cantidad total que estafó este grupo de clientes.

Calvete, de 62 años, ya fue condenado en noviembre de 2017 por un hecho similar. En aquella ocasión, admitió haberse apropiado de 50.000 euros que le confió un matrimonio al que asesoraba en sus inversiones. El reconocimiento de los hechos le valió para que las acusaciones rebajaran su petición de condena de seis años a seis meses, lo que le libró de entrar en prisión.

Ahora, tanto la Fiscalía como las acusaciones particulares, una ejercida por el abogado Alfredo Sánchez-Rubio en nombre de una de las perjudicadas, y la otra a cargo de Popular Banca Privada, también reclamaban seis años de cárcel. No obstante, el tribunal ha optado por condenarle a un año y medio de prisión y ha declarado la responsabilidad civil subsidiaria de la entidad bancaria.

La sentencia de la Sección Tercera de la Audiencia considera probado que el acusado, representado por Enrique Trebolle, gestionó entre 2004 y 2015, año en que se descubrió el fraude, el patrimonio de seis clientes. A lo largo de ese tiempo, le fueron entregando distintas cantidades de dinero en la creencia de que las iba a invertir en fondos o en acciones, pero lo que hizo Francisco Javier Calvete fue ingresarlo en sus propias cuentas e incorporarlo a su patrimonio personal.

Cuando los clientes le preguntaban por sus inversiones, el acusado confeccionaba un documento con una relación ficticia del estado de sus cuentas y se lo entregaba en la oficina de Popular Banca Privada, por lo que no sospecharon nada. La estafa la descubrieron las hijas de otros clientes cuando decidieron seguir la pisa a un dinero invertido por sus padres. En ese momento, la entidad despidió al empleado, que reconoció por escrito sus fechorías. La admisión de los hechos le ha supuesto la aplicación de la circunstancia atenuante de confesión. 

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