Muere un joven al caer de un tejado cuando trataba de huir de la Policía en Zaragoza

La víctima, de 26 años, se precipitó al vacío desde un edificio de la calle de Pignatelli, en el Casco Histórico. Los hechos se produjeron después de que una mujer denunciara el robo de un bolso por parte de varios jóvenes que la tiraron al suelo.

El joven se precipitó al vacío desde el tejado del edificio del fondo, en la esquina de las calles de Ramón Pignatelli y Escopetería, en el casco Histórico de Zaragoza.
El joven se precipitó al vacío desde el tejado del edificio del fondo, en la esquina de las calles de Ramón Pignatelli y Escopetería, en el casco Histórico de Zaragoza.
G. Mestre

Un joven de 26 años falleció el pasado domingo en urgencias del hospital Miguel Servet de Zaragoza como consecuencia de los gravísimos traumatismos sufridos al precipitarse de un tejado cuando intentaba huir de la Policía Nacional. Los hechos se produjeron pasadas las ocho de la mañana a la altura del número 75 de la calle de Pignatelli, en el Casco Histórico, dondela víctima y otros tres hombres trataban de ocultarse tras perpetrar un robo con violencia en el entorno de la calle de Conde Aranda.

Según fuentes de la investigación, una mujer llamó sobre las 7.00 al 091 para informar que acababa de ser asaltada por varios jóvenes cuando esperaba el autobús. Los delincuentes querían hacerse con su bolso, por lo que forcejearon con ella y acabaron tirándola al suelo. Pero la víctima pudo ver cómo sus agresores huían por la calle Cerezo, por lo que varias patrullas se desplazaron hasta allí para peinar la zona. Cuando lo hacían, un vecino de la calle de Ramón Pignatelli alertó de la presencia de un individuo sospechoso en su portal.

Con esta información, los agentes acudieron rápidamente al citado edificio, donde localizaron y detuvieron a uno de los presuntos autores del robo con violencia. Como había sucedido minutos atrás, otro inquilino de un inmueble de la misma calle llamó al 091 para comunicar que dos personas se había colado en el zaguán y estaban examinando un bolso de mujer.

El mencionado edificio se encontraba a escasos metros, por lo que las patrullas no tardaron en llegar, cogiendo por sorpresa a otros dos delincuentes. Y se encontraban precisamente procediendo a su arresto cuando escucharon un grito seguido de un ruido muy fuerte. Acababa de precipitarse desde el tejado del inmueble el presunto cuarto participante en el asalto de Conde Aranda.

Aguantó casi una hora con vida

Las pesquisas policiales apuntan a que el joven, de origen argelino e identificado Mohamed N., pudo ver llegar a los agentes y huyó escaleras arriba. Parece que tras alcanzar el tejado quiso saltar a otro edificio, momento en el que se habría precipitado al vació desde una altura de más de diez metros.

Hasta el lugar del suceso se trasladó enseguida una ambulancia medicalizada, cuyo personal sanitario, al ver que la víctima mantenía las constantes vitales, estuvo bastante tiempo tratando de reanimarlo. Finalmente, optaron por trasladar al joven a urgencias del Hospital Miguel Servet, donde continuaron las maniobras de reanimación. Sin embargo, minutos antes de las nueve de la mañana los médicos certificaban el fallecimiento de esta persona, que al caer desde la cubierta del edificio sufrió diversos traumatismos: craneal, torácico y abdominal.

Según fuentes de la Jefatura Superior de Aragón, el joven fallecido no arrastraba antecedentes delictivos.

El precedente de la iglesia de San Pablo

No tuvo las trágicas consecuencias del accidente registrado el pasado domingo en la calle de Pignatelli, pero otra persona se precipitó el año pasado al vacío cuando, supuestamente, intentaba robar en la iglesia de San Pablo de Zaragoza.

El suceso se produjo a finales de enero de 2017 y fue la propia víctima quien llamó con su móvil al 112 pidiendo socorro. Como consecuencia de la caída, el hombre, de unos 30 años, tuvo que ser atendido de una fractura abierta de tibia y un traumatismo craneal. Cuando lo encontraron malherido junto al altar mayor del templo, la víctima apenas podía hablar, ya que también se había roto la mandíbula.

Pese a que el caso fue investigado como un intento de robo, lo cierto es que el párroco lo revisó todo y no echó nada en falta. Posiblemente, porque el accidente truncó los planes de esta persona, a la que el juez de guardia dejó finalmente en libertad.

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