Los vecinos de Delicias vuelven a poner de manifiesto la suciedad de sus calles

La Asociación de Vecinos Manuel Viola cree que la falta de espacio, la alta densidad de población y la falta de civismo son su principales causas.

Residuos acumulados cerca de un parque infantil en el barrio de Delicias.
Residuos acumulados cerca de un parque infantil en el barrio de Delicias.

Papeleras a rebosar y residuos que se acumulan alrededor de ellas, calles llenas de colillas y alcorques convertidos en auténticos basureros. Esta es la imagen con la que muchos vecinos del barrio de Delicias tienen que convivir a diario en algunas de sus calles. “Es algo continuo, especialmente después de los fines de semana”, asegura Eva Escribano, autora de las fotografías que muestran el estado de algunas zonas del barrio.

Para esta vecina, las calles más afectadas son Sangenis, Pedro de Luna y el paseo de Calanda. Este último debido, según dice, a los residuos que generan los establecimientos hosteleros que aglutina. “Hay locales que no limpian lo que ensucian sus clientes y que incluso utilizan los alcorques como ceniceros", lamenta Escribano. Un problema que se acentúa en verano, cuando las terrazas están llenas y la gente sale más a la calle: "Además de la suciedad, los bares también generan mucho ruido".

El asunto viene de lejos y constituye una de las quejas más frecuentes de quienes viven en Delicias. Silvia Ortín, técnica de la Asociación de Vecinos Manuel Viola, asegura que es "algo continuo" y que desde la entidad se encargan de recopilar la información y las reclamaciones de los vecinos para trasladarlas al Ayuntamiento de Zaragoza a través de su portal de quejas y sugerencias. "También mantenemos reuniones con los representantes municipales y de las Juntas del Distrito y, desde la asociación, hemos llevado a cabo campañas de sensibilización", apunta Ortín.

Falta de espacio y de zonas verdes

Las causas del conflicto, al margen de la "falta de civismo" de algunos ciudadanos, se encuentran en la propia configuración del barrio, que tiene más de 100.000 habitantes. "Hay que tener en cuenta que estamos hablando del barrio más poblado de Zaragoza y que ocupa un espacio relativamente reducido y, por tanto, cuenta con una gran densidad de población", explica la técnica. Para ella, la ecuación es sencilla: "A más habitantes, más residuos". Esto, sumado a que los servicios de limpieza "no dan más de sí", provoca que la imagen de sus calles no siempre sea la deseada. Desde la asociación creen que estos servicios "no son proporcionales a la cantidad de gente que vive en el barrio", algo que suscribe Escribano, que considera que "hay una diferencia abismal" con la limpieza de otros distritos.

La cantidad de excrementos de perro que pueblan las aceras de algunas calles es otro de los asuntos que preocupa a los vecinos. "Los orines en los árboles, los contenedores, las esquinas y las paredes también degradan mucho el mobiliario urbano", asegura Ortín, que achaca el problema a la ausencia de zonas verdes en la parte más antigua del barrio. Y es que para pasear a sus mascotas, muchos dueños tienen que irse hasta el parque Delicias, principal pulmón del barrio.

Pese a que la lucha contra la suciedad es una reivindicación constante, desde Manuel Viola creen que "se ha agravado con el tiempo" y que la época estival propicia que la gente salga a la calle y "las pocas placitas y zonas de reunión" con las que cuentan estén "saturadas" y la suciedad se acumule en ellas.

Hace ya unas semanas, tanto los vecinos como el PAR Zaragoza denunciaron una vez más la “insalubridad" y los "gritos, ruidos y peleas" que generan los locales de ocio nocturno del Barrio a la espera de encontrar una solución.

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