Filtraciones y charcos en la estación: "No sabía si estaba en Delicias o en Venecia"

Los usuarios de la estación protestan por el mal estado del aparcamiento. La parte reservada para el centro Inocencio Jiménez es en donde más charcos se acumulan.

El aparcamiento subterráneo de la estación Delicias ayer por la mañana.
El aparcamiento subterráneo de la estación Delicias ayer por la mañana.
Heraldo

La estación Delicias es una de las cotas más celebradas de la arquitectura de vanguardia de Zaragoza, al menos, en su superficie. Harina de otro costal es el subterráneo, donde los usuarios se llevan la desagradable sorpresa de encontrar un aparcamiento con filtraciones, charcos de barro y paredes con humedades. Diez días después de la última gran tormenta que azotó Zaragoza –han sido tres consecutivas este verano– aún son visibles los restos de la inundación y, de hecho, hay varias zonas acordonadas en las que no se puede aparcar.

"Me ha sorprendido mucho encontrar el parquin así. Al salir del coche no sabía si estaba en la estación Delicias o en Venecia", bromeaba ayer Eugenia B. Rodríguez, antes de tomar un tren rumbo a su destino vacacional. "Se ve que lo han estado limpiando, pero aún así quedan grandes charcos. Lo peor es lo mucho que resbalan estas superficies", añadía. "La parte que peor está es la reservada para los pacientes del centro de especialidades Inocencio Jiménez", comentaba ayer Marco Cuéllar, sorteando con sus maletas de ruedas algunos charcos. Incluso en la salida peatonal hacia el centro médico hay colocadas barreras que sujetan las puertas entre un sinfín de huellas terrosas.

Aunque las brigadas del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF), entidad dependiente del Ministerio de Fomento, se han afanado en limpiar los sótanos, los rastros de las fuertes lluvias continúan presentes. En los falsos techos del aparcamiento las filtraciones saltan a la vista y, de hecho, hasta hace pocos días aún caía agua por un pequeño reguero de goteras. Aunque hay muchas plazas de aparcamiento con un precinto que impide el paso, lo cierto es que tampoco hay problemas de servicio porque el garaje es amplísimo (tiene capacidad para más de 500 vehículos) y la demanda en época estival más bien escasa.

No es –ni de lejos– la primera vez que el aparcamiento que da servicio tanto a la estaciones de buses como a la de trenes presenta desperfecto como consecuencia –en principio– de una deficiente impermeabilización del vial norte. De hecho, en su estreno de 2003 hubo quejas por la deficiente climatización y cuando se abrió la zona de los buses, ya en 2007, se llegó incluso a derrumbar un falso techo del vestíbulo por las filtraciones de agua.

Mala imagen turística

Precisamente ayer el Partido Aragonés, que no tiene representación municipal en Zaragoza, reclamó al ADIF que proceda a subsanar los desperfectos y deterioros que sufre la estación de Delicias y lamentó la mala imagen que se da a los visitantes que llegan a la ciudad. Según los aragonesistas, la accesibilidad no solo se ve comprometida por las inundaciones sino también por los ascensores y las escaleras mecánicas que están fuera de servicio. El PAR denuncia otras deficiencias como "la falta de cartelería informativa" o la ausencia de un ascensor más en vestíbulo que ofrezca acceso directo al parquin.

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