El principal pulmón del barrio de Valdefierro, a las orillas del Canal, ha perdido gran parte de su arbolado. Varios ejemplares de pinos que tenían entre 40 y 50 años de vida han sido talados, lo que ha despertado la indignación de los vecinos: “La tala fue indiscriminada, era un abanico de pinos que daba una sombra maravillosa y pasear por aquí era lo mejor. Los árboles son seres vivos que nos dan oxígeno y vida, así que no tengo palabras ante lo sucedido”, cuenta P. Lorenzo, vecina de Valdefierro.

Las asociaciones de vecinos del barrio desconocían que la tala se iba a producir y sus integrantes se encontraron con los árboles “amontonados en el suelo” cuando salieron a pasear. “Fue horroroso verlo. No nos han dado ninguna explicación al respecto ni nos alertaron de que hubiera ningún peligro inminente”, explica la presidenta de la Asociación  de Vecinos Aldebarán, Juliana Algaba, aunque admite que en la zona más próxima al vallado del camping de Zaragoza había desde hace seis años “un montón de árboles caídos, pero al no hacer nada en tanto tiempo no debía ser cosa de vida o muerte”.

Desde la Confederación Hidrográfica del Ebro indicaron que se acercaron a retirar un árbol que había caído en las inmediaciones  del camping tras la gran tormenta que tuvo lugar a mediados de julio. Después de proceder a la inspección de otros árboles cercanos, estimaron que “por seguridad” lo mejor era retirar los ejemplares que suponían un “peligro para la infraestructura y para las personas”. Algaba se puso en contacto con los responsables del camping para preguntar si había sido iniciativa de ellos el solicitar que se talaran los árboles, “pero no dijeron nada, simplemente que estaba la situación peligrosa”, señala la presidenta.

Varios residentes en Valdefierro reconocen que “había árboles que generaban inseguridad, pero lo que no se puede hacer es serrar 80 ejemplares, porque algunos estaban bien”. Desde la AVV Aldebarán consideran que antes de haber procedido a la tala “se podría haber hecho un estudio y quitar ahora solo los que estuvieran muy peligrosos. Tememos que se siga talando, aunque el daño gordo ya está hecho”. Algaba recuerda que fueron los propios vecinos los que empezaron a plantar árboles en Valdefierro: “El barrio se ha hecho a costa de mucho trabajo por nuestra parte”, insiste la presidenta, por eso los residentes exigen “que se nos tenga en cuenta antes de tomar decisiones desmesuradas”.

La presidenta de la AVV Aldebarán traslada que los que están habituados a pasear por allí “estamos preocupados, porque no sabemos qué va a pasar ahora, ni si va a haber un proyecto de limpieza o de repoblación”, ya que según cuentan “para talar se han dado mucha prisa, pero para limpiar no tanta. Estaba todo desértico y sucio, como para que alguien se hubiera acercado con una cerilla y ocurriera una desgracia”.

Desde la Asociación de Vecinos Las Estrellas también expresan su indignación ante lo ocurrido. Eduardo Picazo, miembro de la junta directiva del colectivo, apunta que los vecinos de Valdefierro “siempre hemos estado luchando por el tema forestal y ahora sucede esto”. Las asociaciones trabajaron para que el Canal conservara sus espacios de arboledas, de hecho, el tramo del Canal que pasa por Valdefierro es el que más anchura de terreno tiene sin urbanizar de su recorrido por la ciudad.

“Luchamos por conservarlo como patrimonio verde y llegan y lo arrasan”, dice con resignación Picazo. Desde el colectivo Las Estrellas insisten en la importancia de ese espacio natural para el barrio, porque “no tenemos parque que merezca tal nombre, solo uno pequeño en el centro de Valdefierro”. El portavoz de la junta directiva asegura que los vecinos de la zona “no actuamos como insensatos, si nos dicen que un árbol supone un peligro se corta y no pasa nada, las personas son lo primero, pero esos árboles no había que arrasarlos”.

El sentir de los residentes en Valdefierro es “que no cuentan con las necesidades expresadas por la ciudadanía”. Los vecinos esperan que tras lo sucedido se empiecen a aplicar en Zaragoza políticas medioambientales como las que tienen lugar en otros países, donde “se corta un árbol y se plantan dos, y nosotros contra toda lógica estamos haciendo lo contrario”, concluye Picazo.