Acera Peatonal advierte del peligro de una plataforma única

Cree que elevar la calzada con tanto transporte público y en una vía tan ancha supone un riesgo para los discapacitados.

Calle Don Jaime de Zaragoza.
Más imágenes de la calle Don Jaime I
José Miguel Marco

Al plan de ZEC para crear una plataforma única en Don Jaime I comienzan a surgirle las primeras complicaciones. Las obras está previsto que comiencen este lunes, pero el gobierno debería dar una explicación a por qué estos mismos trabajos fueron rechazados por los técnicos de Movilidad en los presupuestos participativos. Entonces se aseguró que no era viable elevar la calzada de la calle de Don Jaime I, sobre todo, por los problemas que generaría al transporte público y, más en concreto, en la zona de retranqueo de la plaza del Pilar donde hay una parada de autobús por la que pasan hasta cuatro líneas.

¿Qué opinan los comerciantes de Don Jaime sobre las obras de la calzada?

A estos inconvenientes se suma también la advertencia del colectivo Acera Peatonal que, aunque –evidentemente– apoya las peatonalizaciones, considera que estas no deben hacerse "de cualquier manera". La asociación cree que elevar la calzada de Don Jaime I puede entrañar riesgos para personas con discapacidad visual y pide que, antes de iniciar las obras, se consulte al Consejo Sectorial de Urbanismo y Movilidad y, sobre todo, a Cermi (el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad) y a la ONCE (Organización Nacional de Ciegos). De hecho, la ONCE tiene definido un documento sobre las plataformas únicas en el que explican sus riesgos y beneficios, así como los requisitos para personas con limitaciones visuales.

En este estudio se explicita que la prioridad debe ser siempre peatonal y que no tiene sentido elevar la calzada en un tramo con paso continuo de transporte público. Además, también se requiere "un sistema de señalización claro y suficiente" y no aconsejan la plataforma única para calles cuyo ancho sea menor a 7,10 metros.

El Ayuntamiento ya ha explicado que instalará una serie de bolardos para diferenciar la zona de paso de los vehículos de la de los viandantes e insiste en que no habrá un "uso mixto como en las calles semipeatonales, sino diferenciado".

Las obras que este lunes empiezan tendrán un coste de 175.000 euros y solo abarcan desde el paseo de Echegaray hasta el cruce con la calle Mayor. Los vecinos del entorno preguntan también qué ocurrirá con la parte que, al menos de momento, no se va a reformar.

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