Reabre el primer tramo de Antonio Leyva pero la reforma completa no acabará hasta octubre

Se han renovado las aceras, calzadas, tuberías y puntos de iluminación en 250 metros. Ahora se intervendrá en la zona más compleja.

El alcalde Santisteve conversó con algunos vecinos, con los ánimos algo crispados.
Reabre el primer tramo de Antonio Leyva pero la reforma completa no acabará hasta octubre
Oliver Duch

Poco a poco la reforma de Antonio Leyva, la arteria principal del barrio Oliver, comienza a ver la luz. Muy poco a poco, lo que hace que se crispen los ánimos de algunos vecinos que ayer ‘saludaron’ al alcalde durante una visita al barrio. El caso es que, aunque la reforma integral no concluirá hasta el próximo 26 de octubre –esta es la fecha que el gobierno dio ayer–, la primera parte del vial (entre las calles de San Alberto Magno y San Vicente Ferrer) ya ha reabierto al tráfico y los viandantes.

Los trabajos se han centrado en la pavimentación de aceras y calzada –lo más visible y reluciente–, pero también han servido para renovar las redes de vertido y el alumbrado público. Ese mismo modelo continuará aplicándose al resto de la calle que, gracias a una inversión de 759.694 euros, cambiará totalmente su idiosincrasia y se convertirá en un vial de dos carriles de sentido único, en los que no se ha proyectado aparcamiento.

Fue a finales de febrero cuando comenzaron los trabajos que afectan no solo a los 444 metros de la calle de Antonio Leyva, sino también a todos los cruces y entronques con calles adyacentes: un total de quince. Lo que más llama la atención a los residentes en la zona es el nuevo pavimento de las aceras (baldosas de terrazo) y, sobre todo, su anchura: han ganado medio metro en el lado de los números pares y unos 70 centímeros en los impares. La reforma, cuyo proyecto se presentó hasta en tres ocasiones a los vecinos, también implica no pocos cambios en la movilidad del barrio. Así, desde el mes de enero la calle de Mosén José Bosqued pasó a ser de sentido único –hay a quienes aún les cuesta acostumbrarse– y las líneas de autobús 21, 53 y N3 han tenido que asumir numerosos desvíos por Lagos de Millares. Las obras también conllevan que los 4.200 coches que a diario pasaban por la calle tengan que buscarse hasta después del Pilar rutas o medios alternativos. Estos, además, no pasarán por la bicicleta porque Leyva no tendrá carril bici, si bien la idea es que lo incorporen a futuro calles paralelas como Pedro Porter, Agustín Príncipe o Jerónimo Cancer.

Las molestias de ocho meses de obras colman la paciencia de los vecinos

Los vecinos y comerciantes del Oliver sabían que iban a ser ocho meses de obras pero no se las esperaban tan tortuosas. Desniveles imposibles de salvar para mucha gente mayor, comercios cercados por las vallas y prácticamente inaccesibles, y polvo por todos los rincones de las tiendas. Algunos de los ‘sufridores’ aprovecharon ayer la visita del alcalde Santisteve para reprocharle la lentitud de los trabajos y la poca mano izquierda que se está teniendo con los residentes en Leyva. Conforme avanzaba la comitiva por la calle –Elena Giner, Pablo Muñoz y el propio alcalde– más de un vecino les recriminaba que habían ido solo a hacerse la foto. Después, al llegar a un cruce, unos le afearon que "aquí apenas hay cuatro obreros salvo cuando viene de visita el alcalde" y otros criticaron que las obras hayan comenzado por una zona en la que apenas hay actividad y no por la parte más ‘sensible’ y cercana a las viviendas, que debería haberse priorizado. Santisteve pidió algo de paciencia, aseguró que se cumplirán los plazos y se comprometió a solucionar pequeños detalles para facilitar el día a día a los residentes. "Nunca llueve a gusto de todos", decía ayer Manuel Clavero, presidente de la entidad vecinal del Oliver, que explicaba que las zanjas provocan tediosos rodeos que también afectan al autobús. Reconocía que "a algunos les gustaría que en el proyecto hubiera más árboles, pero el espacio es el que es y tampoco se puede hacer más que ensanchar las aceras". Lo cierto es que los vecinos del Oliver tienen poca suerte con ZEC y ya en el pleno de junio protagonizaron un rifirrafe a costa de una moción sobre los casos de ocupación ilegal en el barrio. Tras varias interrupciones y momentos de tensión, el alcalde ordenó que se desalojara a dos personas.

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