"Que le curen el mariconismo", la carta homófoba a un vecino del Actur

Israel C.N. denunció el pasado 4 de junio dos cartas de amenazas que recibió debido a su condición sexual.

Israel en Madrid hace unos días
Israel en Madrid hace unos días

“Mido 1,96, con el pelo de colores y tengo pluma pero ¿y qué?”, pregunta indignado Israel C. N. cuando recuerda cada uno de los episodios de homofobia que ha vivido desde que era un niño. Sin embargo, en los últimos meses las burlas, amenazas y agresiones se han intensificado llegando incluso a recibir cartas amenazantes de sus propios vecinos de un edificio del Actur en Zaragoza.

Internarlo en un centro para curar su “mariconismo”, prohibirle la entrada a la piscina por “anoréxico y no saber su género sexual” o realizar una reunión de vecinos para tratar el tema son algunos de los "avisos" que pueden leerse en las cartas que Israel recibió el pasado 4 de junio tras haber acudido a un programa de televisión cuatro días atrás.

Se trata de dos misivas anónimas que el zaragozano ya ha denunciado a la Policía por un delito de odio por su condición de homosexual. Sin embargo, la denuncia ha quedado archivada al no haber podido determinar la autoría de estas. “No sé quién ha sido, pero por ciertas expresiones tengo sospechas”, explica Israel, quien no ha denunciado a la comunidad para no implicar a sus padres, con quienes convive, y a los vecinos que le apoyan.

“La situación la llevan mal porque son conscientes de que aquí no puedo estar”, cuenta Israel sobre sus padres. Aunque tenga previsto mudarse a Madrid en septiembre, a este joven de 30 años le da rabia tener que irse de su ciudad: “No duermo más de una hora al día, si es que duermo, y además soy hiperactivo por lo que imagina mis nervios”, añade.

No es la primera vez

“Me han llegado a tirar huevos por la calle por llevar unos pantalones de flores”, recuerda Israel cuando relata algunos de los últimos episodios de discriminación que ha vivido. En otra ocasión, un hombre le amenazó con rajarle si le volvía a verle por su barrio. Momentos antes, él había enseñado a una amiga uno de sus vestidos de 'drag queen'. El joven también cuenta cómo hace aproximadamente un mes le tiraron unos pigmentos de colores al pelo al grito de “maricón de mierda” cuando se encontraba en la terraza de un centro comercial.

“Todo esto se junta también con el hecho de que no encuentro trabajo. Me gusta mucho el mundo de la moda y el maquillaje, pero me han llegado a decir que no me daban trabajo porque mi apariencia bajaba las ventas”, asegura el zaragozano, que no comprende por qué la ropa ha de tener género. “Se venden camisetas largas de chica y vemos cómo en las pasarelas los hombres las llevan. ¿Y yo por qué no las puedo llevar sin que se me juzgue?”, señala.

Pese a todo lo ocurrido, Israel no se rinde. Ya está pensando en relatar su historia en forma de blog o de vídeos: “Con todo esto que me ha ocurrido me gustaría concienciar y sobre todo dar fuerza a la gente joven. Hoy soy yo, pero mañana le puede ocurrir al hijo o al nieto del que me envió las cartas”, concluye.

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