La prioridad semafórica para buses de Sagasta se probará en julio con varios meses de retraso

El Ayuntamiento estudiará cómo funciona en verano para ver si puede aplicarla a partir de septiembre. Las dificultades para no perjudicar al tráfico de las vías paralelas complican el plan.

El punto más complicado. El cruce del paseo de Sagasta con Camino de las Torres es el más complicado para aplicar la prioridad semafórica. La longitud de los pasos de peatones y la ausencia de 'refugios' para los viandantes hace que sea difícil dejar vía libre para que pasen los autobuses.
El punto más complicado. El cruce del paseo de Sagasta con Camino de las Torres es el más complicado para aplicar la prioridad semafórica. La longitud de los pasos de peatones y la ausencia de 'refugios' para los viandantes hace que sea difícil dejar vía
Raquel Labodía

Con matices y con varios meses de retraso, pero los autobuses de Sagasta tendrán en verano prioridad semafórica. Tras meses haciendo cálculos e instalaciones de todo tipo, el Ayuntamiento y Avanza Zaragoza pondrán en marcha –en principio– en julio el pionero sistema que va a permitir que 30 unidades de las líneas 31 y 33 tengan vía abierta al llegar a diez cruces del eje Cuéllar-Sagasta, similar al que disfruta el tranvía entre Valdespartera y Parque Goya.

El Ayuntamiento anunció que las primeras pruebas se realizarían en febrero, pero el proceso se ha complicado. El Consistorio y las empresas implicadas en el proyecto han estado dando vueltas a cómo instalar el sistema sin perjudicar en exceso el tráfico en las vías perpendiculares. En verano se dará lo que los técnicos llaman una "prioridad máxima" a los buses, aunque no descartan que cuando empiece el curso y vuelva el tráfico normal tengan que bajar ese nivel de prioridad.

Este sistema quiere permitir que los autobuses tengan paso abierto permanente en diez puntos, en los que ya se han colocado los aparatos necesarios. Se trata de los cruces del paseo de Sagasta con la calle de Bolonia, con Tenor Fleta, con Moncasi y con Juan Pablo Bonet; el del paseo de Ruiseñores con la plaza de Diego Velázquez; los del paseo de Cuéllar con Lapuyade, Vía San Fernando y paseo del Canal; y el de la avenida de América con la Vía Ramón Pignatelli y con la plaza de las Canteras.

Esta prueba piloto, que se podría extender a otras calles, es una de las mejoras que ofreció Avanza para gestionar el servicio de bus. La concesionaria asume los 400.000 euros que cuesta. Se basa en un sistema de comunicaciones de radiofrecuencia de corto alcance que pone en contacto literalmente al autobús con el semáforo. Cuando el vehículo esté a 300 metros del cruce, empezará a ser detectado. Mediante un complicado sistema de algoritmos, el semáforo se autorregulará. Lo hará basándose en su propia experiencia, es decir, en el tiempo que intuye que le va a costar llegar al vehículo según los miles de registros acumulados.

Cada cuatro segundos, el bus emitirá una nueva señal con su posición para confirmar (o no) que está cumpliendo con las previsiones. El semáforo, de este modo, podrá adaptar el ciclo semafórico habitual de rojo-amarillo-verde de todo el cruce –incluidos los peatones– para que, cuando llegue el autobús, tenga paso libre. Cuando el vehículo supere el cruce, emitirá una última señal para que se pueda recuperar el ciclo semafórico habitual.

Una aplicación complicada

La aplicación práctica de toda esta teoría no es sencilla. El Ayuntamiento lleva meses afinando los cálculos, ya que las variables son infinitas, y es muy difícil no penalizar a las vías perpendiculares. Como explican desde el área de Movilidad, aplicar la prioridad semafórica en los autobuses es "mucho más complicado" que hacerlo en el tranvía.

Sobre todo si el bus –como es el caso– no cuenta con plataforma reservada y si no se hace una reforma de las calles, lo que requeriría una elevada inversión. Las líneas urbanas de Zaragoza, hasta las que tienen carril bus, están expuestas a todo tipo de incidencias, desde atascos hasta coches que quieren girar a la derecha y se quedan bloqueados. Como dicen los técnicos, todo eso "genera incertidumbres en el sistema" que se va a instalar.

Además, los pasos de peatones del eje son muy largos, por lo que los tiempos semafóricos para los viandantes, que se tienen que respetar, también son prolongados. Eso resta flexibilidad al sistema de prioridad. En el caso del tranvía se construyeron refugios en medio de las calzadas para poder acortar si es necesario el tiempo de paso para los peatones y, así, dar prioridad a los convoyes.

Preocupan especialmente dos cruces: los de Sagasta con Camino de las Torres y con Goya. Especialmente el primero. Por ello, se quiere empezar a probar el sistema con la tranquilidad circulatoria del verano, y a la vuelta del curso se irá ajustando, quizá reduciendo el nivel de prioridad para que, como señalan desde Movilidad, "las vías perpendiculares no se colapsen".

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