La mañana que la reina Petronila y Fluvi compartieron un paraguas

Una leve llovizna no impidió que miles de aragoneses salieran a las calles para participar de los espectáculos previstos.

En los patios del Pignatelli hubo que ponerse a resguardo para disfrutar de los teatrillos.
En los patios del Pignatelli hubo que ponerse a resguardo para disfrutar de los teatrillos.
R. Labodía

No fue la mañana soleada, idílica y soñada, pero tampoco hay queja alguna. Miles de aragoneses salieron a las calles para celebrar –bajo un cielo plomizo, es cierto– el día de San Jorge y disfrutaron de los espectáculos programados en el Pignatelli, de las visitas a la Aljafería, de las casetas que los libreros desplegaron por Independencia y, también, de los puestos artesanos de la plaza de los Sitios.

Aún con chubasquero y cargando con un paraguas, las familias no se arrugaron y volvieron a hacer pequeñas filas en el paseo de María Agustín a las puertas de la sede del Gobierno de Aragón. Allí los reclamos eran muchos, pues había muestras folclóricas (dulzaineros de Castilla y León, palotiau del Somontano e, incluso, cuadros flamencos) y, también, pasacalles infantiles y talleres, en los que los pequeños podían conocer en carne mortal a una pizpireta reina Petronila. La pobre, cuando cayeron cuatro gotas, se acercó a la sala de la Corona a coger un paraguas y allí se topó –oh, flechazo– con el pequeño Fluvi, que estos días ha protagonizado una exposición con objetos rescatados de la Expo de 2008. Los visitantes tiraban no pocas fotos recordando con nostalgia los cachivaches de la cabalgata del Circo del Sol o las batucadas de Brazil Natura. Al margen de los pingüinos del Iceberg y de un plátano gigante con forma de kayak (¿quién se acordaba de eso?), ayer el protagonismo en la sede del gobierno aragonés era para la Ronda de Boltaña, que actuó ya por la tarde, y los talleres de circo y de dragones, que parecen haber convencido a la chavalería. Exhibiciones de danza aérea y degustaciones en las casas regionales completaban el programa de la última jornada de puertas abiertas del Pignatelli por donde han pasado unas 13.000 personas en los tres últimos días.

Luces monumentales

También el palacio de la Aljafería volvió a abrir sus puertas al público ayer aunque solo por la tarde, dado que por la mañana había sido escenario del solemne acto de entrega de medallas y otras distinciones. Al mismo sí pudieron acudir 300 ciudadanos de ‘a pie’, que se confundieron con la crema y la nata de la sociedad aragonesa. De las actividades más entretenidas que se han celebrado en la sede de las Cortes destacan las visitas teatralizadas, además de los concursos de pintura rápida y el mural grafitero de arte urbano. No obstante, la novedad que ha llegado para quedarse y que sigue dejando ojoplático a todo aquel que pasa por la avenida de Madrid cuando cae la noche es la nueva iluminación del palacio, que además es led, procura ahorro energético y es capaz, como se ha visto, de pintar la bandera de Aragón en las fachadas.

Otra gran bandera cuatribarrada es la que ayer desplegaron los miembros de la Asociación Cultural Rebellar, cuyos miembros celebraron San Jorge en la plaza de Aragón y entonaron el ‘Canto a la libertad’. A pocos metros, continuaba el trajín en las mesas del Día del Libro (poniendo y quitando toldos y cubiertas toda la mañana), celebración que hoy continuará en el Salón de Recepciones del Ayuntamiento, donde se hará una lectura pública de ‘Viaje de la prosa al verso’, de la aragonesa Encarnación Ferré. Además ayer ya en el Capitanía comenzaron a evidenciarse los frutos del acuerdo alcanzado entre el Consistorio y el Ministerio de Defensa, y los salones del palacio acogieron un recital poético.

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