Aislados por el río y escoltados por el Ejército para salir del barrio

El barrio de Alfocea está aislado por la crecida del Ebro. Los vecinos solo pueden entrar y salir con un convoy militar que atraviesa el campo de maniobras de San Gregorio.

El alcalde, varios vecinos y los agentes ayudan a empujar una furgoneta atascada.
El alcalde, varios vecinos y los agentes ayudan a empujar una furgoneta atascada.
P.F.

En un día normal, en quince minutos los vecinos del barrio de Alfocea están en el centro de Zaragoza. Pero desde el pasado viernes no son días normales: la crecida del Ebro ha cortado el único acceso al barrio rural (la carretera de Monzalbarba) y este núcleo se ha quedado aislado. El Ayuntamiento de Zaragoza y el Ejército han habilitado un camino provisional por el campo de maniobras de San Gregorio. Los vecinos solo pueden entrar y salir de su barrio escoltados por un convoy militar que pasa cuatro veces al día en cada sentido.

Salir o llegar a Alfocea es una odisea. Hay que tener vehículo con buenas ruedas, botas para el barro y paciencia para afrontar más de 9 kilómetros y casi tres cuartos de hora de baches, socavones, curvas, cuestas y barro. El primer convoy sale a las 6.20 de la rotonda de la MAZ rumbo a Alfocea. A las 7.00 vuelve del barrio rural a Zaragoza. Después se repiten las salidas de Zaragoza a las 13.00, 16.20 y 21.00, y casi una hora después la vuelta. Los vecinos se organizan con resignación y malestar para adaptarse a las condiciones.

Julián López, vecino de Alfocea, salió el sábado por la tarde de Alfocea para ir a dormir a casa de un familiar en Zaragoza y llegar a tiempo a trabajar todo el domingo. El lunes a las 13.00 esperaba en la rotonda de la MAZ para poder volver a casa. "Es increíble esta situación: estamos aislados y dependemos de las horas que nos marcan los militares. Deberían acondicionar este camino y facilitarnos más los horarios a los vecinos", afirma mientras conduce a 15 kilómetros por hora dando botes por el camino embarrado. Un vehículo militar de la unidad de San Gregorio abre el convoy, luego siguen una docena de coches particulares de vecinos y cierra otro vehículo de la Guardia Civil.

La crecida de 2015 también cortó la carretera de Monzalbarba y se organizó un sistema de transporte alternativo por el terreno militar durante más de una semana. En aquella ocasión, la crecida fue mayor y provocó más daños en las localidades de la ribera. En Alfocea inundó las viviendas de la parte baja, mientras que esta vez el agua no ha llegado a las casas. "El río rompió las motas y nos entró un metro y medio de agua en casa. Después nos mudamos a otra en la parte alta. Nos gusta vivir en Alfocea, el barrio es tranquilo y está muy cerca de Zaragoza. Pero faltan servicios, como vemos estos días", apunta Julián.

Alfocea es un barrio muy tranquilo que parece un pueblo. Está rodeado por el río Ebro, por un lado, y por el campo de maniobras de San Gregorio, por el otro. Tiene 166 vecinos empadronados. No hay ninguna tienda y el único bar, en el club de jubilados, abre solo los fines de semana y festivos (y estos días excepcionalmente para reuniones de coordinación ante la crecida). Los vecinos compran, trabajan y hacen mucha vida en Monzalbarba, Utebo y Zaragoza.

"Ya estamos más tranquilos después de los nervios de estos días. Este año las motas han aguantado y el agua no ha llegado a las viviendas, pero nos hemos vuelto a quedar aislados. La carretera de Monzalbarba es la única vía para llegar al barrio. Agradecemos la colaboración de la Policía Local, Guardia Civil y el Ejército para organizar el paso provisional por el campo de maniobras de San Gregorio", afirma el alcalde, Antonio Gonzalo Aragüés, muy pendiente del teléfono, del río y de las salidas y llegadas de los convoyes.

"Hemos organizado el mismo dispositivo que en 2015. Abrimos un corredor de seguridad por el campo de maniobras y acompañamos a los vecinos en sus desplazamientos. Es la única solución hasta que baje el nivel del agua y se pueda reabrir la carretera de Monzalbarba", explica el brigada Alcaide, coordinando el convoy.

Los niños, sin cole

La carretera de Monzalbarba se cortó el viernes por la tarde y el sábado comenzaron los desplazamientos limitados de los vecinos por terreno militar. Estos cambios afectan a la vida cotidiana de mayores y pequeños. Los niños de Alfocea van al colegio en Monzalbarba, con transporte escolar y comedor gratuitos, y los mayores, al instituto de Utebo. Pero esta semana la mayoría están faltando a clase.

"De momento no llevamos a nuestros hijos al colegio porque tendrían que levantarse muy pronto para ir con el primer convoy (el de las 7.00). A ver cuántos días dura la situación. Los chicos están encantados con no ir al colegio", señala Noemí Calvo, madre de una niña de 10 y un niño de 7, alumnos del colegio Fernández Vizarra de Monzalbarba.

Su pareja y ella tenían que trabajar el fin de semana y se mudaron a casa de familiares en Zaragoza. El domingo por la tarde volvieron a Alfocea con el convoy. El miércoles, Noemí (ilustradora y artista) tiene que impartir unos talleres en Utebo. "Este martes por la noche saldré con el último convoy para poder ir el miércoles a trabajar. Llevamos diez años viviendo en Alfocea y nos gusta mucho la vida aquí. Pero creo que las autoridades deberían estudiar una mejora de los accesos para que esta situación no se vuelva a repetir", apunta.

A las dos de la tarde, el brigada da la orden para la salida del convoy desde Alfocea. Manuela Hernández va a trabajar a su bar en la Venta del Olivar. "Estamos a diez minutos, pero con esta vuelta nos cuesta más de una hora y media. Esperamos que dure poco", afirma. El alcalde también baja a Zaragoza, "a llenar el depósito del coche y hacer unos recados". En la primera cuesta una furgoneta se queda atascada en el barro. El alcalde, varios vecinos y los agentes ayudan a empujar. Después, la fila de coches continúa su camino hacia Zaragoza.

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