Luces y sombras en los edificios históricos

Algunas de las joyas olvidadas del patrimonio de la ciudad empiezan a ver más cerca su reapertura, mientras otras siguen esperando un proyecto que recupere su brillo perdido.

Con cerca de 1.500 edificios catalogados, Zaragoza puede presumir de un notable repertorio de joyas arquitectónicas que cuentan con especial protección por su valor histórico. La inmensa mayoría mantienen hoy en día un estado de conservación adecuado y actividad en su interior. Sin embargo, unos cuantos ejemplos del patrimonio de la ciudad manchan la hoja de servicios y se mantienen en el debe –algunos desde hace décadas–, de los responsables tanto del Ayuntamiento como de la DGA.

En sus manos está impulsar la recuperación de espacios como el palacio Fuenclara o el Teatro Fleta, dos ejemplos evidentes de abandono, pero ni la escasa voluntad política ni, sobre todo, las vacas flacas de los últimos años de crisis han propiciado proyectos de rehabilitación. En el Consistorio, ZEC ha encadenado en las últimas semanas varios anuncios con los que reabrir joyas abandonadas, de cara a ponerlas encima de la mesa en las elecciones del próximo año, aunque habrá que esperar a que realmente vean la luz.

En este sentido, parece que por fin se reabrirán los depósitos de Pignatelli, un recinto subterráneo desconocido para muchos zaragozanos que data de 1876. Cuenta con catalogación por su interés monumental y lleva cerrado desde los años ochenta. Recientemente se han adjudicado las obras de rehabilitación, que harán de estos antiguos depósitos un espacio cultural polivalente.

También la Imprenta Blasco va encaminada, aunque todavía hay que ser prudentes ante un inmueble que lleva cerrado casi dos décadas. El Ayuntamiento adquirió el edificio en 2002, tres años después de su clausura, con la que se puso fin a un siglo de historia de las artes gráficas en Aragón. Ya se ha adjudicado la reforma. En el inmueble, en la calle del Ecce Homo, se incluirán 26 viviendas, aunque no estarán antes de un par de años. En la parte baja se creará un espacio expositivo para mostrar toda la maquinaria y los enseres de la antigua imprenta.

Finalmente, el último anuncio para recuperar un emblema patrimonial perdido de la ciudad ha sido el de los baños judíos del Coso. Desde el Consistorio aseguran que abrirá sus puertas este mismo año tras hacer efectiva la expropiación del sótano en el que se encuentran por valor de 70.000 euros, con la que se espera poner fin a un proceso de tres décadas. Los restos datan del siglo XIII, fueron declarados Bien de Interés Cultural y son, pese a que se conozcan como judíos, de origen mudéjar. Conforman una sala rectangular organizada a modo de claustro de 56 metros cuadrados.

Abandonados

Sin embargo, estos impulsos de recuperación del patrimonio contrastan con la parálisis y la falta de proyectos para numerosos inmuebles protegidos de la capital aragonesa. El palacio Fuenclara, de finales del siglo XV, es uno de los ejemplos más característicos.Pese a que contó con una millonaria propuesta de recuperación, sigue cerrado y abandonado. Un informe municipal señaló que la fachada exterior está en buen estado, pero no así su interior. En 2014 ya se repararon unas humedades.

En una situación similar se encuentra el antiguo taller de los Hermanos Albareda, en la calle de Miguel Allué desde 1939. Está catalogado y recientemente el Ayuntamiento lo ha ofrecido como posible sede de la futura Comarca de Zaragoza. Sus seis arcos ojivales fueron tapiados para la protección del interior.

En cualquier rincón de la ciudad aparecen joyas de este tipo que buscan un futuro mejor. En la mediana de la autovía de Huesca, a la altura de la Academia General Militar, sigue abandonada una estación transformadora eléctrica que recientemente recibió la protección de Cultura. La factura en recibos de energía y mantenimiento en instalaciones que no se utilizan ronda los 30.000 euros para las arcas públicas.

En cualquier caso, no todos estos inmuebles que esperan una oportunidad dependen del Consistorio. El Gobierno de Aragón tiene en cartera una importante nómina de joyas en el purgatorio del que no saldrán a corto plazo, según reconocen desde la DGA. Entre ellos destaca la antigua Escuela de Artes de la plaza de los Sitios, el Teatro Fleta o los antiguos juzgados de la plaza del Pilar.

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