El lotero Pedro Catalán lleva toda una vida dedicada a la venta de productos de juego en la administración que actualmente regenta con su mujer en la calle de Miguel Servet, en el barrio de Las Fuentes. "Trabajamos con gente del barrio, de toda la vida, y aquí la crisis pegó duro porque es un barrio obrero. Si antes se jugaban seis euros, ahora se juega uno, y se ha perdido también el compartir décimos", lamenta este administrador, que es consciente a un mismo tiempo de la pérdida de poder adquisitivo que enfrentan muchas familias.

Esta realidad precisamente es la que ha orientado el que va a ser uno de los principales objetivos de la nueva junta de Anapal, la Agrupación Nacional de Asociaciones Provinciales de Administradores de Loterías: conseguir que el Gobierno destine "al menos una parte" de los beneficios de la venta a un fin "social y palpable" como es la hucha de las pensiones.

"En un momento como este, en el que la estabilidad del fondo es una de las principales preocupaciones de nuestro país, pensamos que tiene sentido reclamar que la venta de lotería sea destinada a este fin y que cada persona que invierta en juego público sepa a qué va dirigido su dinero", explica Manuel Iborra, presidente de esta agrupación cuyo sector factura más de 8.800 millones de euros anualmente.

Un 3% del total -en torno a 267 millones de euros, según datos de 2016- proceden de la venta en Aragón. Pedro Catalán, representante de Anapal en la Comunidad, afirma que este dinero seguramente no arreglaría el "problema", pero matiza que todo suma, y que la medida ayudaría también a animar las ventas de un sector en el que se han dejado de jugar "cifras importantes" a causa del impuesto del 20% con el que se gravan desde 2013 los premios superiores a 2.500 euros. "Ha sido un impuesto muy perjudicial para el sector, que hizo bajar las ventas, y sabemos que hay gente que por puro rechazo a esta medida ha dejado de jugar", apuntan desde Anapal.

Su propuesta es que este gravamen se elimine o que se eleve el importe mínimo del premio a partir del que se cobra. En el caso de que este impuesto no fuese eliminado, los loteros proponen que esta cantidad sea también destinada en su totalidad a la hucha de las pensiones, cuya "preocupante situación" -a juicio de Iborra- no responde a un problema "puntual" que haya habido con los presupuestos, sino que es "algo que vamos a tener que padecer todos nosotros el día que nos jubilemos".

"Creemos que es el momento de que ese dinero tenga una finalidad palpable porque las pensiones tienen un futuro incierto y los clientes pagarían más a gusto ese dinero si supieran que es para este fin. La gente tiene ganas de oír una buena noticia; algo a lo que agarrarse y que genere optimismo. Sabemos que esto no arreglaría el problema, pero todo suma", apostilla Catalán, mientras su mujer atiende a un cliente (ya jubilado) en la ventanilla de su puesto de la administración número 81. Este, sonriente, se aventura a decir que la medida sería sin duda un revulsivo a la hora de ir a comprar. "Todo lo que se destina a fines sociales toca la sensibilidad de las personas y estoy convencido de que animaría más a jugar", sentencia Carmelo Ramo, de 65 años.