Zaragoza estrena chicanes

El Ayuntamiento ha instalado en varias calles una señalización que obliga a los vehículos a hacer un trayecto zigzagueante, con el objetivo de que reduzcan la velocidad.

Las chicanes son una serie de curvas apretadas y normalmente en forma de 'S'.
Las chicanes son una serie de curvas apretadas y normalmente en forma de 'S'.
Toni Galán

Varias calles de la ciudad han estrenado un novedoso diseño en los últimos días. Se trata de viales de un solo carril y hasta ahora rectos que se han convertido en calzadas zigzagueantes para los conductores. El Ayuntamiento ha instalado lo que en los circuitos de velocidad se conoce como chicanes: curvas pronunciadas que se dibujan para que los vehículos tengan que reducir la velocidad. Se trata de una prueba piloto que, de dar resultado, se generalizará en otros puntos de la capital aragonesa.

De momento este sistema se ha instalado en dos puntos. La pionera fue la calle de Lagos de Millares, junto al campo del Atlético Escalerillas del Oliver. Y esta semana se han sumado Pedro Cerbuna y Domingo Miral, en Universidad. Las chicanes se han fijado mediante pintura en el suelo y con la ayuda de bolardos que obligan a los vehículos a describir un trazado sinuoso.

El objetivo es que tengan que hacer varios requiebros y no puedan aprovechar la recta para coger velocidad, algo que aumenta el riesgo de accidentes y la gravedad de los mismos. En el caso de las dos calles del distrito Universidad, se trata de viales largos, en los apretar el acelerador es tan fácil como peligroso, debido a los numerosos pasos de peatones que además tienen un intenso tránsito al tratarse del entorno del campus universitario.

En estas calles, como en todas las de la ciudad que tienen un solo carril de circulación, la velocidad está limitada a 30 kilómetros por hora. Una medida que se tomó hace ya ocho años para pacificar el tráfico, pero que en muchas ocasiones no se respeta. De hecho, lo más habitual es que, si el tráfico y el diseño de la calle lo permiten, los vehículos rebasen ese límite con mucha frecuencia. Eso aumenta el riesgo de accidentes para los peatones, pero también perjudica a los ciclistas, que era uno de los colectivos a los que se pretendía beneficiar con la pacificación del tráfico que se pretendía conseguir al limitar la velocidad a 30 km/h.

Sin badenes o pasos elevados

El Ayuntamiento va a estudiar durante varias semanas la efectividad de las chicanes. Si se demuestra que funcionan, su intención es recurrir a este sistema para calmar el tráfico. De momento, el Consistorio de la capital aragonesa ha descartado otros elementos más agresivos, como los conocidos badenes o resaltos, que son las bandas generalmente de plástico que se atornillan a la calzada. Son habituales en otras ciudades, pero en Zaragoza solo se ha colocado en situaciones extraordinarias.

Tampoco se ha apostado por los conocidos como ‘cojines berlineses’, que son similares a los badenes de plástico pero de forma cuadrada, lo que permite superarlo sin problemas a las bicicletas y motocicletas, o a vehículos con el eje más ancho, como los autobuses o las ambulancias. En otras localidades también se han generalizado los pasos de peatones elevados, que en la capital aragonesa solo se pueden encontrar en algunos barrios rurales.

Más en la línea de las chicanes, otros ayuntamientos han optado por el estrechamiento de los carriles. O con aceras o simplemente con pintura, se trata de estrechar el vial reservado para los vehículos, reaprovechando el espacio para colocar aparcamientos de motos o bicis, por ejemplo. Al reducirse la anchura, los conductores tienden a disminuir la velocidad.

Otra medida habitual –en este caso para los cruces– son las mesetas o plataformas, que deberá ser atravesada por todos los vehículos vengan de donde vengan. De momento, en Zaragoza se ha apostado –de manera experimental– por las chicanes. El tiempo dirá si se generalizan por otras calles de la ciudad.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión